"Que Dios conceda a vuestro país, a Siria y a Medio Oriente el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia", dijo el Pontífice, en el Angelus posterior a la misa.

En el tercer día de su visita a Líbano, y ante una muchedumbre de 350.000 personas congregadas en Beirut, en una explanada frente al mar, el pontífice dijo: "Volvámonos ahora hacia María, Nuestra Señora del Líbano, en torno a la que se congregan cristianos y musulmanes. Pidámosle que interceda por vosotros y, en particular, por los habitantes de Siria y de los países vecinos, implorando el don de la paz".

Benedicto XVI exhortó además a la comunidad internacional y a los países árabes a que hallen soluciones a los sangrientos conflictos que asolan la región.

"Pido a la comunidad internacional, a los países árabes para que, como hermanos, propongan soluciones viables que respeten la dignidad de cada persona, sus derechos y su religión. Quien quiera construir la paz debe cesar de ver en el otro un mal a eliminar", dijo el Papa.

Por estos días, Lakhdar Brahimi, el emisario internacional para Siria de la ONU y la Liga Árabe, visitó Damasco. Según afirmó tras su reunión con Bashar Al Assad, "el Gobierno sirio ha prometido ayudar a la oficina (del mediador) en Damasco para que haga bien su trabajo".

Los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, y también Turquía, piden la salida del presidente Assad, mientras que Irán, Rusia y China, aliados de Damasco, son favorables a una transición política pero no reclaman la partida del presidente sirio.