El Papa Francisco envió 15.000 helados a los prisioneros para ayudarlos a refrescarse durante el que ha sido uno de los veranos más calurosos registrados en Italia.

Los mismos fueron entregados a las dos cárceles de Roma, Regina Coeli en el centro de la ciudad y Rebibbia en las afueras, por el limosnero del Vaticano, el cardenal Konrad Krajewski.