Lo venía advirtiendo el MI6 hace no menos de 48 horas. Incluso ayer, el ministro de las Fuerzas Armadas británico, James Heappey, aseguró que la "cruda realidad" es que los servicios de inteligencia tienen "cada vez más certeza" de que podría producirse un atentado en el aeropuerto de la capital afgana o en los centros de asistencia que se utilizan para evaluar a los refugiados.

Y fue exactamente así. Las advertencias no se escucharon o los recaudos no fueron suficientes y el atentado se produjo y con decenas de muertos.

Heappey, habá dicho a la cadena BBC que había una "muy, muy creíble información de un ataque inminente" en el aeropuerto, posiblemente "en horas" y admitió que muchas personas estaban desesperadas por salir de Afganistán y seguían aventurándose en busca de su oportunidad, pero insistió en que "esta amenaza es muy creíble e inminente".

El ministro agregó que la advertencia podría cesar si se reciben nuevas informaciones en contrario, pero que no había "ninguna garantía de ello". El miércoles, la embajada de Estados Unidos en Kabul advirtió a ciudadanos del país que abandonaran tres entradas al aeropuerto por una amenaza no especificada.

Pero los avisos no son previsiones que actividades en busca de impedir el ataque.