Los diversos videos filtrados a las redes de la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, en fiestas nocturnas, ha puesto en debate el derecho de los líderes de las naciones, a pasar momentos divertidos, de relax, mientras ejercen su cargo.

Lo primero que hay que decir, es que la defensa de la funcionaria, si bien insuficiente, es cierta: son videos privados, de una actividad privada en un lugar que entregaba la confianza de ser un domicilio particular. Por ende, quien difundió los videos cometió una violación a la intimidad.