Anoche, el presidente estadounidense, Barack Obama , anunció su plan de ataques aéreos y entrenamiento a los rebeldes sirios para "destruir" a Estado Islámico (EI) en Siria e Irak. Hoy, horas después de esa conferencia, el mandatario demócrata estará parado en el exterior del Pentágono para recordar los atentados que hace 13 años mataron a 2983 personas en Nueva York, Washington y Pennsylvania y que impulsaron la "guerra contra el terrorismo".

Como ocurre cada año, los familiares de las víctimas de los atentados se reunirán por la mañana para leer los nombres de los fallecidos después del primer minuto de silencio, a las 8.46 (una hora después en la Argentina), la hora en que el primer avión golpeó el World Trade Center. Luego, la lectura será interrumpida en tres momentos: a las 9.02, cuando impactó el segundo avión; a las 9.59, cuando cayó la Torre Sur; y a las 10.28, cuando cayó la otra torre.

Por su parte, el memorial del 11-S en el Pentágono, donde cayó otro avión, estará cerrado al público hasta las 11, ya que a las 9.30 se llevará a cabo el acto oficial del gobierno, encabezado por el secretario de Defensa, Chuck Hagel, y el presidente del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey. El discurso más esperado será el de Obama, después de un minuto de silencio a las 9.37, cuando hace 13 años un avión impactó en la sede del Departamento de Defensa.

Finalmente, en Shanksville, Pennsylvania, donde cayó el mítico vuelo 93, el memorial estará abierto todo el día y a las 9.30 se leerán los nombres de los pasajeros y tripulantes que estaban a bordo, acompañados por el replicar de las Campanas del Recuerdo.

Estados Unidos se detendrá hoy, como hace todos los 11 de septiembre después de aquel fatídico martes de 2001, y poco ha cambiado en la ceremonia anual en la ahora llamada Zona Cero. Pero a su alrededor, poco sigue como entonces.

Por primera vez, el Museo Nacional 11 de Septiembre -que incluye estremecedores objetos e imágenes gráficas de los atentados- ya está terminado (abrió el 15 de mayo último), aunque hoy mantendrá sus puertas cerradas todo el día.

Las vallas en torno a la plaza del recuerdo se han quitado, integrando el reverenciado lugar con las calles de Manhattan y abriéndolo al público y a los turistas armados de cámaras.

Hay un nuevo alcalde en el cargo, Bill de Blasio, mucho menos vinculado a los ataques y sus consecuencias que sus predecesores. Y por fin, el casi terminado One World Trade Center se eleva 541 metros sobre la Zona Cero y estará lleno de oficinistas para el próximo aniversario, otro indicio de que la ciudad podría estar pasando una página de su historia.

Para algunos de los que perdieron seres queridos en los ataques, la creciente sensación de que la zona vuelve a la normalidad amenaza con ensombrecer la tragedia que se produjo allí, e interferir con su pena.

"En lugar de un lugar tranquilo de reflexión, es un sitio donde corren niños", dijo Nancy Nee, cuyo hermano bombero, George Cain, murió en los ataques. "Algunas personas olvidan que esto es un cementerio. Yo nunca iría al museo del Holocausto y me sacaría una foto", agregó.

Para otros, los cambios son una parte importante del proceso de curación. "La primera vez que vi (el One World Trade Center), de verdad alegró mi corazón -dijo Debra Burlingame, que perdió a su hermano Charles, piloto del avión que se estrelló contra el Pentágono- Quiero verlo rebosante (.) quiero ver más casas ahí abajo, quiero verlo vivo y lleno de negocios".



Agencia AP