Varios puntos de conflictos y batallas surgieron antes del amanecer entre la policía y los partidarios del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuando los activistas de derecha intentaron abrirse camino hacia el Congreso antes de las grandes manifestaciones en contra del gobierno.

La policía militar utilizó gas pimienta para repeler a una multitud de bolsonaristas que vitoreaban en la madrugada del martes. Las protestas por el Día de la Independencia, convocadas por el asediado líder de Brasil en un aparente intento de proyectar fuerza en el peor momento de su presidencia desde que comenzó en enero de 2019, han conmocionado a la sociedad brasileña.

Muchos ciudadanos temen la violencia mientras los partidarios de Bolsonaro de línea dura salen a las calles para defender a un líder cuyas calificaciones se han desplomado como resultado de los escándalos de corrupción que involucran a sus aliados y familiares además de su manejo de la pandemia del coronavirus que ya se ha cobrado la vida de más de 580.000 personas.

A otros les preocupa que, con el apoyo del ejército, Bolsonaro pueda estar preparado para intentar un autogolpe, mediante el cual tomaría poderes dictatoriales al cerrar las instituciones democráticas de Brasil.

Los partidarios del presidente le han pedido públicamente que hiciera precisamente eso el lunes cuando se reunieron en la capital, Brasilia, donde se esperaba que el presidente se dirigiera a sus partidarios.

En la explanada de los ministerios, el corazón de la política brasileña, un manifestante estacionó una camioneta decorada con una fotografía de Bolsonaro haciendo señales de armas con sus manos y una pancarta que decía: “Bolsonaro llame a las fuerzas armadas”.

Más adelante, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores, otro de los devotos del presidente de extrema derecha portó una bandera que pedía la disolución de la Corte Suprema y el Congreso. El clima es de absoluta tensión.