El 8 de enero de 1992 la hidroeléctrica portuguesa EDP, que gestiona la represa, procedió a llenar el lago del embalse. Ese día Aceredo quedó congelado en el tiempo y llegó a su fin toda una forma de vida para sus habitantes.

Tres décadas después, una severa sequía casi ha vaciado el lago y ha dejado al descubierto los restos de las casas anegadas.

Los vecinos de zonas más próximas que conocieron lo ocurrido con Aceredo se muestran críticos con la transformación que se produjo en Galicia debido a los embalses. "Esto es un desastre, refleja cómo vaciaron el embalse de forma salvaje. Me da mucha pena el expolio que hicieron con los embalses", relató Francisco, un vecino de Xinzo de Limia (Ourense), a la agencia EFE.

El 1 de febrero, el gobierno de Portugal ordenó que seis represas, incluida Lindoso, casi detuvieran el uso de agua para la producción de electricidad y el riego, debido al empeoramiento de la sequía.