Antes de la invasión rusa de Ucrania, la inteligencia de los Estados Unidos había predicho un ataque devastador por parte de Moscú que movilizaría rápidamente el vasto poder aéreo ruso que su ejército reunió para dominar los cielos de Ucrania.

Pero los primeros seis días han frustrado esas expectativas y, en cambio, han visto a Moscú actuar con mucha más delicadeza con su poder aéreo, tanto que los funcionarios estadounidenses no pueden explicar exactamente qué está impulsando el aparente comportamiento de aversión al riesgo de Rusia.