Por primera vez en la historia seres humanos ven con sus propios ojos lo que ocurre frente a las costas chilenas, una región dibujada por el choque de las placas de Nazca y sudamericana

La fosa de Atacama tiene de 5.900 metros de extensión y 8.069 metros de profundidad. Un lugar inexplorado hasta ahora para el ser humano, hasta la expedición de la que formaron parte recientemente los científicos chilenos Osvaldo Ulloa y Rubén Escribano.

Ambos oceanógrafos del Instituto Milenio de Oceanografía en la Universidad de Concepción, en Chile, descendieron al lugar con la expedición del explorador y magnate estadounidense Víctor Vescovo, quien en 2019 se convirtió en la primera persona en visitar los cinco puntos más profundos de los cinco océanos pilotando un sumergible especialmente construido para ese propósito.

“La corteza del planeta está construida de varias placas, como un rompecabezas. Cuando chocan dos placas, se produce una cavidad, que es una fosa. Es decir, las fosas son producto del choque entre dos placas”, explica Ulloa, poco después de terminar la expedición de 12 días, donde se realizaron dos inmersiones, de 10 horas cada una (el 20 y 23 de enero).

El submarino que se utilizó para bajar fue fabricado en Florida, Estados Unidos, especialmente para las hazañas de Vescovo, tiene tres pequeñas ventanas que permiten a los tripulantes observar, pero el campo de visión es limitado. La máquina, por lo tanto, cuenta con cámaras de alta definición que va grabando en un campo mucho mayor. Son las imágenes que los científicos analizan con detención y que les permitirá muchos descubrimientos.

Es a lo que aspira Ulloa, que en 2018 lideró el proyecto Atacamex, de la Universidad de Concepción y el Instituto Milenio de Oceanografía, con el que por primera vez se lograron capturar imágenes del fondo de la Fosa de Atacama a través de un vehículo no tripulado. Fue lo que abrió la puerta a esta nueva expedición de Vescovo, que reconoció en la comunidad chilena a unos socios con experiencia científica en el estudio de fosas oceánicas.

El objetivo de la expedición a la fosa de Atacama fue explorar el piso submarino, estudiar la fauna que vive a miles de metros de profundidad y tratar de entender esta zona sísmica que puede ser tan dañina para los países de Sudamérica.