Mauricio Borensztein nació en Buenos Aires el 27 de abril de 1927.

De familia judía y bajos recursos, pasó sus primeros años en una vivienda ubicada cerca de Avenida Córdoba y Libertad. Su padre era un comerciante de pieles. Tuvo dos hermanos: uno mayor (Abraham) y uno menor (Enrique).

Abandonó el colegio secundario en el tercer año y se dedicó a abrirse un camino en su sueño de ser actor.

En los años cuarenta, Tato integró la troupe musical del pianista Luis Rolero. Allí llegó por recomendación de quien fuera su profesor de clarinete. Así ingresó en el mundo del espectáculo.

Debutó en radio con Pepe Arias en 1944 y Pepe Iglesias “el Zorro” fue quien le aconsejó que achicara su apellido: de Borensztein pasó a Bores.
Su primer programa propio fue “La escuelita humorística de Toddy” y fue un suceso popular.

En el 49 hizo “Igor, de lo boino lo mejor” por Radio Belgrano, con el auspicio de sal de frutas Eno. Allí afianzó su protagonismo.

CINE 

El 16 de junio de 1945, en el cine Broadway de la calle Corrientes, se estrenó la película “Las locuras de Don Juan” protagonizada por Susana Canale y Enrique Serrano. Allí, con una aparición somera, Tato Bores debutó en la pantalla grande.
En total serían 17 películas. La última, “Amante para dos” con su amigo Alberto Olmedo.

LA REVISTA 

Entre 1945 y 1982, Tato participó de 58 espectáculos revisteriles, convirtiéndose en una figura indiscutible del rubro.
En el teatro, además hizo otras cosas.
En el 86, Tato armó un dúo extraordinario con Carlos Perciavalle para realizar la versión argentina de la comedia francesa “La jaula de las locas”.
La obra se mantuvo un año y medio en cartel y superó las 400 representaciones.

El 12 de mayo de 1954 se casó con Berta Szplinder, a la vez que llevaba a cabo un ciclo con la enorme Niní Marshall en Radio Belgrano.
Sus éxitos laborales se mezclaban con su vida familiar, más aún cuando nació su primer hijo, Alejandro, el 23 de julio de 1958.

EL MUÑECO DEL FRAC Y LA PELUCA

Tato Bores, vermouth con papas fritas y good show

En 1961, por Canal 9 se inició “Tato, siempre en domingo”, los domingos a las 21.
Allí nació el gran personaje del humor político en la Argentina, el muñeco del frac, el habano, los lentes sin cristales y la peluca. Andaba en patines y comía pastas al dente. Brindaba con champán y bajaba línea.

Ese muñeco estuvo al aire 29 temporadas en total, con 17 presidentes distintos.
Tuvo 22 guionistas (los últimos, sus hijos). Y nombres de gran valía: Aldo Cammarota, César Bruto, Jordán de la Cazuela, Juan Carlos Mesa, Carlos Abrevaya, Jorge Guinzburg, Pedro Saborido, Santiago Varela…

Fueron 780 programas, 12 Martín Fierro y 11 minutos de promedio la duración de cada monólogo.

En el 64 pasó a Canal 11 y en el 73 a Canal 13, con “Dígale sí a Tato”.
A mediados del 74 se quedó sin aire, tras la muerte de Perón. Y luego estuvo prohibido. 

Volvió en el año 78 con un especial y en el 79 reapareció en Canal 13 con “Tato para todos”.
El programa fue mutando de nombre, pero la esencia era la misma. Y la genialidad también.

En el 80 fue “Tato versus Tato”, en el 81 “Tato por ciento”, en el 83 “Extratato”, en el 84 “Tato, que bien se te ve”, en el 85 “Tatus”, en el 88 “Tato Diet” por Canal 2, en el 89 “Tato al borde de un ataque de nervios” (de nuevo en el 13), en el 90 “Tato en la vereda del sol”, en el 92 “Tato de América” y el último año en Telefé “Good Show”.

El reino del monólogo estaba instalado allí.
"El monólogo tiene una clave: es una especie de reportaje político; yo leo los titulares de los diarios y cuento las noticias en el escenario agregándole un comentario jocoso. Pero siempre hay que actualizar la información: un chiste político del jueves no hace reír el viernes", dijo alguna vez.

LA JUEZA BARÚ BURÚ BUDÍA

La jueza María Romilda Servini de Cubría presentó un amparo para que se suprimieran los tramos, que según le habían informado, iban a formar parte del programa inaugural de Tato en 1993 y rozaban su honestidad. Un acto inocultable de censura, que fue contestado de una forma notable. 
Se reunieron en el estudio una gran cantidad de figuras para cantarle una canción a la jueza.
Georgina Barbarosa hizo una introducción en portugués y luego fueron apareciendo las voces de Spinetta, Cerati, Badía, Dolina, Víctor Hugo Morales, Víctor Heredia, Pergolini, Magdalena Ruiz Guiñazú, Pappo, Guinzburg, Fernando Bravo, Neustadt, Grondona, Mónica y César, China Zorrilla, Miguel Angel Solá, Luisina Brando, Pinti, Hugo Arana …

“La jueza Barú Burú Budía, la jueza Barú Burú Budía, la jueza Barú Burú Budía, es lo más grande que hay”.

Tato Bores - La jueza baru budu budia

Cuando se fue del Trece a Telefé, apareció un aviso publicitario: “Si estar cerca de Tato era muy bueno, imagínese lo que será estar juntos”. Aludiendo a las frases identificatorias de las dos emisoras.
Fue traumático ese traspaso. Quedó muy enojado con Gustavo Yankelevich y sintió que lo habían sacado del medio, ocultándolo de a poco.

Y para colmo, lo empezó a invadir la maldita enfermedad que terminaría con su vida.

Tato resumió en once palabras la esencia de su tarea:
“Yo digo en broma lo que la gente piensa en serio”.

MONÓLOGOS

“En medio oriente todo depende del petróleo, a tal punto que están surgiendo dos nuevas clases sociales: la común y la especial”.

En 1979, pleno gobierno de Videla.
“Entonces lo llamé a mi gran amigo el doctor Balbín y le pregunté: Doctor, dígame, ¿le parece que dentro de dos años va a haber elecciones generales? Balbín suspiró y me dijo: Tato, elecciones no sé, pero generales seguro”.

“A los argentinos siempre nos gustó pagar los impuestos con una sonrisa. Pero parece que la DGI prefiere que los paguemos con plata”.

En 1978: “Cuando el carnicero me dijo el precio, le contesté que yo quería un bife de lomo para comer, no para hacer un trasplante”.

“Usted sabe muy bien que si a los chicos no les decimos la verdad, cuando crezcan terminan trabajando en el Departamento de Estadísticas y Censos”.

El cierre de sus programas, versión completa.

“Por eso, mis queridos orejones del tarro, no se descuiden; no le den la espalda a nadie ni se agachen si ven una moneda en el suelo. Porque estamos viviendo una época en que los rengos le ganan a las avestruces. Así que, mis queridos chichipíos, a seguir laburando, atenta la neurona, vermouth con papas fritas y good show”.

Tato Bores murió el 11 de enero de 1996 al mediodía, en su departamento de la calle Cavia, en Palermo, rodeado de su familia y tomado de la mano de su mujer.

Tato Bores, el “actor cómico de la nación”.
Aquel que nos hizo pensar con más de dos mil monólogos.
Aquel que aún hoy … sigue teniendo razón.