Marcello Vincenzo Domenico Mastroianni nació el 28 de septiembre de 1924 en Fontana Liri, una localidad de Frosinone ubicada a mitad de camino entre Roma y Nápoles.
Su infancia fue más bien escasa en lujos. Su familia había crecido en el campo y durante pleno fascismo se mudó a la ciudad para buscar un porvenir más fecundo. Y esa ciudad elegida fue Roma.
Su padre era un ebanista antifascista que había caído en desgracia con la llegada al poder de Benito Mussolini. En la capital, Marcello pudo estudiar y llegó a la universidad para intentar con arquitectura y economía.

En ese período se sintió atraído por el teatro y empezó a actuar mientras transitaba la universidad. Pero todo se fue por la borda con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. 

Mastroiani se ganaba la vida como dibujante, pero como se negó a ser reclutado para el ejército, lo internaron en un campo de concentración nazi en el norte de Italia, del que logró escapar.
Una experiencia que marcó su vida. 

Terminada la guerra, volvió a Roma y encontró un laburito en una productora de cine. Como anillo al dedo. Aprovechó la volada para aparecer como extra en alguna que otra película.

Allí comprendió que eso era lo que quería y comenzó de un poco su carrera como profesional del cine. En los años 50 fue dando los primeros pasos con pequeños papeles. 
Por ejemplo, en “Tres enamoradas” del 52 y “Los héroes del domingo” (eroi de la doménica) del año 53, una película que ponía al fútbol en la pantalla grande demostrando la importancia social que iba adquiriendo.

El teatro era la otra vertiente. Esos años sirvieron para ganar un gran prestigio sobre las tablas, de la mano del director Luchino Visconti, que le entregó el protagonismo de varias de sus obras. 

En 1958 trabajó en la película “Rufufú”, de Mario Monicelli, un policial llevado a la caricatura, donde actuó junto a Vittorio Gassman y la que sería dueña de su corazón: la belísima Claudia Cardinale.
Marcello se enamoró perdidamente de la Cardinale pero no fue correspondido. Así que hubo que buscar otra dueña para el amor de Mastroiani.

Marcello Mastroiani, el astro del cine italiano

El antes y el después de su carrera fue sin duda “La Dolce Vita”. 
La película de Federico Fellini se hizo en 1960 y Mastroiani alcanzó con ella una fama que traspasó las fronteras europeas. Un éxito que le llegó a los 36 años y con ya más de 40 películas en el lomo.
En “La Dolce Vita” está una de las escenas más famosas de la historia: Mastroiani y Anita Ekberg en la Fontana di Trevi. 

En el 61, otro de los directores importantes del cine europeo, Michelángelo Antonioni, le dio la oportunidad de un nuevo triunfo. La película se llamó “La noche” y terminó de catapultar a Mastroiani a la cima de los actores del viejo continente.

Federico Fellini lo volvió a llamar para “Fellini 8 ½” de 1963, en la que un director de cine se prepara para el rodaje de una película de la que no tiene mucha idea, mientras todo el equipo está convencido de que será una obra de arte. En el papel del director, Mastroianni llevó a cabo una interpretación inspirada por la propia personalidad de Fellini.

La dupla con Sofía Loren también marcó huella. Hicieron juntos una docena de películas entre las que se destacan “Matrimonio a la italiana” (1964), de Vittorio de Sica, y “Una giornata particolare” (1977), de Ettore Scola. 

“Marcello era como un hermano. La primera vez que nos vimos fue como si nos conociéramos desde siempre. Nos reíamos, trabajábamos los personajes juntos, cocinábamos. Era un ser único. Cuando participábamos en producciones estadounidenses, mientras nuestros compañeros se iban a las fiestas, nosotros nos marchábamos a casa a cenar con nuestras familias. Éramos actores diferentes, italianos”, dijo alguna vez la gran Sofía.

Marcello Mastroiani era el máximo exponente de la actuación en Europa y no sintió nunca la necesidad de ir a probarse a Hollywood. Creía que se podía ser figura sin esas luces.

Ya entrados los 80, sus participaciones comenzaron a declinar por una cuestión lógica de edad y ritmo profesional. 
Filmó “Gabriela” con la brasileña Sonia Braga en el 83, “Ojos negros” de Nikita Michalkov en el 87, volvió a reencontrarse con la Loren en el 94 cuando hicieron “Pret a Porter”.
En 1997 apareció su última película. Se llamó “Viaje al principio del mundo” y fue dirigida por el portugués Manoel de Oliveira.
La trama de la obra es casi un testamento cinematográfico de Mastroiani.

FUNCIÓN PRIVADA

Mastroiani se casó con Flora Carabella, madre de su hija Bárbara, pero la dejó en el 71 para irse a vivir en París con Catherine Deneuve, la actriz francesa. Fue un escándalo.

Con Catherine Deneuve
Con Catherine Deneuve

La pareja tuvo una niña -Chiara Mastroianni-, pero la relación duró poco más de tres años. 
Y se cerró el círculo. Se separó de Cartherine y volvió con Flora.
Más allá de un apasionado romance con la actriz norteamericana Faye Dunaway, ya dijimos que Mastroiani estuvo siempre enamorado de Claudia Cardinale, a la que mandaba flores muy frecuentemente: “Yo te he amado de verdad. Tu no me tomaste nunca en serio y he sufrido tantos años” le dijo cinco meses antes de morir.

Marcello Mastroiani nunca quiso ser un galán de cine. 
“De pequeño, me detestaba físicamente. No soy guapo y no lo he sido nunca. Tengo una cara vulgar, anónima, un poco de burro. No es verdad que yo sea un Casanova”.

Fue tres veces nominado a los Óscar como mejor actor. 
Fueron por sus actuaciones en “Divorcio a la Italiana” en el 63, “Una jornada especial” del 78 y “Ojos Negros” del 88.
No pudo con el Óscar, pero sí logró un récord: junto a Dean Stockwell y Jack Lemmon son los únicos actores premiados dos veces como mejor actor en el Festival de Cannes.
Marcello lo ganó en 1970 por “El triángulo de la pizza” y en 1987 por “Ojos Negros”.

Mastroianni dijo:

"Adoro a las francesas porque son maliciosas, intrigantes y pérfidas".

"He comprendido que es necesario ser discreto también con los demás. No se puede fastidiar hablando siempre de uno mismo".

"La mujer es el sol, un ser extraordinario, una criatura que hace galopar la fantasía".

Estuvo en la Argentina en 1992 filmando la película “De eso no se habla” de María Luisa Bemberg. Allí actuó junto a Luisina Brando, Jorge Luz, Roberto Carnaghi, Betiana Blum, Tina Serrano y Verónica Llinás, que le dio un estruendoso beso en la boca.
La película estuvo inspirada en un cuento de Julio Llinás, el papá de Verónica.

Luego de una lucha despareja contra un cáncer de páncreas, Marcello Mastroiani murió en París a los 72 años, el 19 de diciembre de 1996.
Sus dos hijas, así como Catherine Deneuve y su última pareja Anna María Tató, estaban a su lado. 
La Fontana di Trevi, en honor a su escena en La Dolce Vita, fue simbólicamente apagada y cubierta de negro como un tributo.
Un luto extraordinario para un actor fuera de serie.