No sólo Ingrid Grudke y el entorno de Jorge Ibáñez saben el vínculo que los unía. A un año de la muerte del prestigioso diseñador, que se cumple mañana, la gente en la calle no deja de identificarla con quien fue su hermano del corazón. "Aún recuerdo que no podía entender la noticia, habíamos hablado la noche anterior, pero nunca me enojé con la vida", asegura la modelo.

"Fue muy difícil volver a la pasarela a 48 horas de su muerte (en el recordado desfile realizado en Tigre, donde la rubia le tira un beso al cielo al pasar su colección). Sentía que debía hacerlo porque había todo un grupo de amigos que me contuvieron para hacerle el mejor de los homenajes", confiesa la musa inspiradora de Ibáñez. Y agrega: "Hoy sé que me diría que está orgulloso de mí. A veces se me hace difícil estar presente en cada homenaje. El estar relacionada con él a veces no me hace nada bien."

Para Ingrid, Jorge se fue de este mundo sabiendo que había mucha gente lo quería, pero no con todos los sueños cumplidos. "Uno de ellos era presentar su colección en Nueva York. El tenía un amigo allí y ya habían comenzado a hacer los primeros pasos protocolares para hacerlo", cuenta Grudke y agrega: "El segundo estaba relacionado con lo más importante de su vida: su familia. El tenía como objetivo para los 15 años de su sobrina llevarla a París".

El lunes, Mabel, la madre del diseñador, presentó la colección otoño-invierno 2015, llamada "Luz y amor", dedicada especialmente a su hijo. Obviamente, Ingrid no faltó a la cita. "A Mabel la visito, hablamos y estuve acompañándola en su colección. Me conoce como hace 20 años y cada vez que paso por la calle Guido me dice: ´¿Un cafecitó?´", cuenta, entre risas y sigue: "La respuesta siempre es la misma: ´Mabel no tomo café´".

Esas son las tres palabras con la que Ingrid quiere homenajear a su amigo y hermano Jorge Ibáñez porque "eso era lo que él le transmitía a la gente".