La entrevista con Damián De Santo se produce en uno de los camarines del Paseo La Plaza, en donde el actor protagoniza la comedia romántica “Me gusta”, junto a la actriz Julieta Zylberberg, dirigidos por Javier Daulte y con la participación especial de Lu Grasso. “Me encantó la propuesta, pero mucho más la temática porque estamos atravesando la brecha de la indecisión, de aceptar o no las nuevas sexualidades que aparecen en los centennials. Está buenísimo que podamos hacerlo los de nuestra generación”, expresa Damián, haciendo mención a sus 56 años recién cumplidos. “Justamente por eso -enfatiza-, es genial incursionar en este tipo de obras, no siendo de la camada más joven”.

De Santo regresó al teatro después de veintiún años, cuando también con producción de Pablo Kompel, protagonizó “La cena de los tontos”, y confiesa que “siempre me siento cómodo haciendo teatro, en la previa disfruto los ensayos y después lo mismo en cada función”.

"Nunca me pasó enamorarme de dos personas al mismo tiempo"

“Me gusta” es una comedia divertida, luminosa, honesta y efectiva. Y De Santo y Zylberberg la rompen toda. Otro “LIKE” para Javier Daulte en la dirección”, la describió Canosa después del estreno. Lu Grasso interpreta a Jowy, la niñera centennial del bebé de los protagonistas, que irrumpe en escena con inteligencia, sin subestimarlos.  Un “like” en Instagram es el disparador perfecto para abrir el hilo de debate de una historia muy divertida que destruye el estereotipo de la pareja tradicional.

“Lo genial es que Jowy no nos trata como viejos chotos, sino que blanquea el enamoramiento total con los dueños de casa, no tiene intención de enfiestarse, y eso sacude al público, lo interpela y lo mantiene en vilo minuto a minuto”, dice Damián, categórico, respecto de la joven que interpreta el papel de la niñera.

-¿Creés posible el amor de a tres, o dos son compañía y tres son multitud?

-Uno tenía esas fantasías cuando era pibe, ¡qué se yo! ¿Te acordás de aquel remisero que apareció en la tele con dos mujeres? En el caso de los árabes, tienen varias mujeres, pero también mucha guita. Es complicado, habrá que ver, con el tiempo, qué zaranda queda de todo eso.

-¿Te bancarías una trieja (pareja de a tres) en la vida real? ¿Cómo manejarías los celos en ese caso?

-No sé, yo trato de estudiarlo y me pregunto ¿Es cero vínculo o vínculo fuerte? Y en caso de que sea un vínculo fuerte me pregunto cómo manejan los celos, en qué los transforman, es muy loco. ¿Cuándo hacen el amor lo hacen de a tres? ¿Si una de las dos se fue de compras, la otra está habilitada? Ni hablar si aparece un masculino, la situación se pondría más agresiva.

"Nunca me pasó enamorarme de dos personas al mismo tiempo"

Mientras le saca el envoltorio a un chocolate, Damián se queda pensando. Convida un poco de la golosina y asegura que “nunca me pasó enamorarme de dos personas al mismo tiempo y ahora no me da la salud”. Y agrega que “en una relación de a tres, el amor da con decimales”. La charla se va poniendo interesante y coincide en que todos hemos remado en dulce de leche para salvar una relación de pareja.

“Lo que pasa -continúa- es que hay un momento en que desaparece la pasión y la desesperación de estar compartiendo la vida 24x7, pero obvio que si hubo amor y hay hijos, uno sabe que el otro va a estar ahí cuando necesiten. Si yo me separara de Vanina, de solo pensar en lo que construimos, en los hijos que tuvimos, creo que no podríamos tirar todo eso por la borda de la noche a la mañana. Pero si te pasa algo con otra persona lo bueno es no mentirse. Mi abuelo decía que cuando uno tiene pelo en los genitales no le puede echar la culpa a nadie”.

De Santo y Vanina Bilous, su mujer, bailarina de tango, llevan veintitrés años de casados pero decidieron vivir en casas separadas. “Nos pareció una buena idea, siempre hablamos todo, tenemos buen diálogo y ella es lo más importante que me pasó como pareja. Si algún día no quisiéramos compartir más la vida juntos, lo blanquearíamos. Somos de una generación muy de la familia y hoy hay miedo a engancharse con alguien y que se transforme en rutina”.

-¿Siguen teniendo proyectos juntos?

-Absolutamente, y muchas veces nos planteamos si vendemos las cabañas y compramos un motorhome y salimos a recorrer el país. Pensá que mis hijos están grandes y tienen que hacer su vida. Y ahí, cuando aparece el nido vacío, hay que seguir activando los proyectos personales y no perder la libertad, para que la pareja sume y no reste.

-Y si hay que sumar, que no falten los amigos.

-Sí, es fundamental. Tenemos amigos diversos, Vani tiene amigos de su grupo de tango que van a las cabañas, van a cenar, a bailar a Villa Carlos Paz y yo me quedo en casa. En mi caso, me junto con los papás del colegio, amigos de toda la vida, de la primaria, secundaria, del barrio, hacemos asados. Ellas en una cabaña, nosotros en otra y lo pasamos bomba. La relación simbiótica termina desgastando a la pareja. Hay que estar adelante y no detrás de los miedos. Animarse y dialogar.

"Nunca me pasó enamorarme de dos personas al mismo tiempo"

Damián, es de esos tipos con los que se puede hablar largo y tendido y siempre aparecen temas. Se acaba de enterar que está nominado al Martín Fierro por “Mejor Actuación Protagónica Masculina” por la ficción El Primero de Nosotros, que emitió Telefé, y que “me dio mucho placer”. Y anticipa que tiene una película para septiembre pero nada firmado y que lamentablemente no hay otras propuestas de ficción… por ahora.

Instaladísimo desde hace varios años en Villa Giardino, Córdoba, arranca contando anécdotas de sus viajes a Buenos Aires cada semana y cuenta que “estaba subiendo al auto para salir a la ruta y me avisan que se había roto el termotanque de una de las cabañas que se iba a ocupar ese mismo día y tuve que delegar para que lo resolvieran. Así que salí de casa, manejé siete horas y media tomando mate, resolviendo cosas y hablando con el manos libres, comprando en el camino algún repuesto si hace falta. ¡El viaje se hace corto!

-¿Volverías a vivir en Buenos Aires con el caos que es la ciudad?

-No, no volvería a vivir en Buenos Aires porque mi vida está armada allá, vivimos tranquilos y mis hijos ya tienen 22 y 17 y tampoco quieren volver. Uno de ellos estudia en la Universidad de Córdoba y el otro está terminando la secundaria. Igual, amo Buenos Aires y la disfruto cada vez que vengo.

-Recuerdo que la última vez que hablé con vos fue por los incendios que afectaron gran parte del predio de tus cabañas.

-Uy, sí, fue tremendo. Sentí algo muy parecido a lo que sucede en la película “La era de hielo”, cuando la lava empieza a tapar todo. Pensé, listo, perdemos todo, no podemos hacer nada. Por suerte pudimos y tuvimos un Dios aparte, ya que el piloto del avión hidrante decidió tirar agua y apagar el fuego del quincho porque se incendiaba la casa. Yo estaba con Joaquín abajo, en mi casa; Vanina con Camilo arriba y doscientas personas a los baldazos. Las llamas eran enormes, yo tiraba con la hidro al mismo tiempo que se cortaba la luz. Somos tan insignificantes.

-Intuyo que no tenés cuentas ni cafés pendientes…

-Hasta el día de hoy, siempre me senté a hablar con quienes tuve y no tuve quilombos. Soy de decir te amo y te quiero. Justo antes de esta charla con vos, hice otra nota y me pasaron una imagen de Romina Yan, con quien trabajé en la tele, y recuerdo que si bien murió joven, cuando celebró sus diez años de casada, me invitó a la fiesta y en un momento nos abrazamos y me nació del alma decirle todo lo que la quería, dentro y fuera del laburo. Siempre vale la pena enfrentar cualquier situación, aunque cueste, porque cuando concretás, te das cuenta que al fin y al cabo no era tan grave.