"No me conocen" está basada en la novela homónima de Imran Mahmood y es la respuesta del escritor -que estudió abogacía- a la pregunta de cómo encararía un acusado la declaración que cerraría la demanda de un juicio en su contra. Qué diferencias habría en contraste con lo que hubiera hecho un abogado, en qué cosas haría eje contra las que hubiera utilizado un letrado. Esa es la premisa.

La fiscal ha presentado las pruebas. Incontestables. Hero es culpable del asesinato de un joven traficante en la capital inglesa. Todo apunta a que el veredicto será unánime. Hay videos, ADN y un arma que lo incriminan. Y aquí arranca la historia, luego del alegato de la fiscalía, Hero, que ha despedido a su abogado, asume su propia defensa para la exposición final.

El juez le advierte que no puede presentar nuevas pruebas, que sólo puede intentar rebatir las ya presentadas y Hero comienza su discurso.

“No me conocen” se toma sólo cuatro capítulos para presentarnos una historia interesante que pone sobre la mesa la realidad de las minorías en los barrios más necesitados de Londres, la falta de oportunidades y los derechos de los inmigrantes en una sociedad que navega en los claro oscuros. Hero es un joven trabajador que busca progresar; enamorado de Kyra, una chica que conoció viajando al trabajo, va construyendo una realidad idílica que cambia drásticamente cuando Kyra, un día, no regresa a casa.

A partir de ahí la serie va y viene en el tiempo mientras Hero va delineando su defensa contando que no todo es como parece. 

¿Podrá Hero convencer al jurado (y a los espectadores)? Eso quedará para el último episodio cuando nos toque decidir. Una vez que hemos conocido a Hero, visto las pruebas y evaluado las explicaciones.

“No me conocen” es una de las miniseries éxito de Netflix. Un thriller legal bien construido, entretenido y sin extenderse -virtud de las ficciones inglesas- más de lo necesario. Ideal para maratonear, les aseguro que no les va a durar más de un día.