En septiembre de 2013, Dexter Morgan desapareció de la cálida geografía de la Florida dejando un tendal de cadáveres como una estela de su paso y la necesidad de evitar que su “pasajero oscuro” lo dominara. Atrás quedaron ocho temporadas y 96 capítulos de la serie de Showtime que generó fanáticos en todo el mundo y un descontento generalizado por un final que dividió las aguas. Es que Dexter Morgan (Michael C. Hall) había construido un personaje perfecto, un asesino serial, sociópata, que elegía sus víctimas entre la lacra de la sociedad, personas que habían logrado eludir el sistema judicial para que este forense, sociópata y meticuloso los enviará a “dormir con los peces” para saciar sus instintos.