Las previsiones económicas de la Argentina, después de la crisis financiera y monetaria de las últimas semanas, son casi dramáticas. La inflación, que pintaba para desacelerarse un poco o estabilizarse, volverá a crecer en los próximos informes, según los analistas del mercado de consumo.

"La tendencia alcista nunca se revirtió. Cuando explotó el dólar blue, remarcaron todos, cuando bajó, ningún precio se retrajo y cuando vuelva a subir van a remarcar de vuelta, eso congura una espiral indefinido de incrementos", explica un economista oficialista que prefiere el anonimato a Continental.

En los ámbitos opositores el temor crece por la idea de que ganarían las próximas elecciones y heredarían un estado en medio de un tramenda crisis. Los economistas del PRO, hicieron saber a sus líderes que en julio la inflación andaría cerca del 8% y que el panorama por venir, para el resto del año es catastrófico. Si así fuese, el proceso electoral se desarrollía en medio de caos social.

En las consultoras económicas que suelen adelantar el índice inflacionario con cierta tendencia a acertar, el número que se maneja como piso para julio es el 7% y muchas ya se aproximan al diagnóstico de los economistas de la oposición.

El problema principal es donde se detiene esto y como. Según explicaba Cristina Kirchner hace un par de semanas y en parte lo repitió el viernes pasado, la emisión no es el disparador inflacionario mas importante, sino la fuga de capitales que genera carencia de dólares. Sea que la motivación responda a los argumentos de los economistas tradicionales o a la visión de la vicepresidente, o todo junto, las medidas para revertir la situación no pueden seguir demorándose, a riesgo de ingresar en una crisis social sin precedentes.