Barcelona fue una de las grandes sorpresas de la fase de grupos. Fue el mejor de una zona difícil, que compartió con dos campeones como Boca y Santos y con esas credenciales al barrio de Liniers. Vélez se topó ante un equipo muy complicado, pero aún así consiguió imponerse por 1 a 0 gracias a un muy buen cabezazo de Juan Martín Lucero y dio el primer paso en la serie.

Durante los primeros instantes el equipo ecuatoriano tomó la pelota y se plantó con decisión en cancha del Fortín. Sostuvo la pelota durante tramos con mejor circulación. Pero el equipo argentino fue claramente más punzante. En la primera en la que logró romper con el dominio de pelota rival y generó juego, convirtió. A los 7, tras una buena jugada, Tomás Guidara tiró un centro desde la derecha y Lucero, desacomodado, mientras caminaba hacia atrás, se las ingenió para sacar un cabezazo al segundo palo y marcar la diferencia.

Desde entonces, Vélez pudo mostrarse superior en casi todos los aspectos. La cancha rápida por la lluvia colaboró con los pases rasantes desde su propio campo para sus hombres veloces. Pero, además, consiguió tener la pelota bastante más y darle buen destino. Lucas Janson fue clave con apariciones puntuales, como un buen remate de afuera, y Ricardo Centurión, de lo más desequilibrante de la primera mitad, se dedicó a hacer amonestar rivales a fuerza de caños y lujos.

De todos modos, Barcelona nunca se fue completamente del juego. Siempre mostró que estaba al acecho de cualquier error y en los periodos en los que el local se lo permitió manejó la pelota, aunque en tramos más cortos que durante los primeros minutos. De todos modos, la corta desventaja y la expectativa de convertir de visitante hicieron mantener la concentración al equipo ecuatoriano.

En la segunda mitad, el visitante mejoró notoriamente y volvió a hacerse de las riendas del juego. Sin tener demasiadas situaciones concretas, pero con control del juego y obligando al equipo argentino a jugar incómodo. Recién a los 25 minutos tuvo el primer remate claro, tras una buena jugada colectiva. Damián Díaz recibió en la puerta del área y remató de zurda pero sin éxito.

Los cambios en el equipo de Mauricio Pellegrino se demoraron más de la cuenta. La primera modificación llegó a los 30 y el equipo había perdido el control de la mitad de la cancha un largo tiempo antes. Además, en ataque ya no tenía la misma frescura de la primera mitad.

A partir de los ingresos de Cristian Tarragona y Luca Orellana, el Fortín volvió a tener aire para incomodar de contraataque, por lo que los últimos minutos tuvieron un mayor ida y vuelta. Además, Lucero, que fue la figura de la cancha, se tiró atrás para jugar, entretener la pelota y generar infracciones, por lo que el local pasó su mal momento sin sufrir en el resultado.

El triunfo no sentencia la serie ni mucho menos. Sin embargo, dada la buena fase de grupos que hizo Barcelona, el resultado es positivo. Además, el conjunto ecuatoriano es local en Guayaquil, por lo que el partido de vuelta no tendrá la dificultad de la altura.