Hasta mayo del 2021, el atleta italiano Marcell Jacobs nunca había conseguido romper la barrera de los 10 segundos en los 100 metros libres. Sólo los más fanáticos del atletismo conocían su nombre: no figuraba en consideración en ninguna casa de apuestas y hasta sus competidores desconocían sus capacidades. "Realmente no sabía nada de él", dijo Fred Kerley, quien obtuvo la medalla de plata. Sin embargo, sorprendió al mundo y en 9,80 completó el trayecto para transformarse en el hombre más rápido del mundo.

Sin embargo, su hazaña fue mirada de reojo por varios medios del mundo. El hecho de que nunca haya estado ni en la nómina de posibles ganadores y que haya llegado a Tokio con la aspiración máxima de alcanzar la final, levantaron rumores de dopaje entre varios portales de Estados Unidos y Europa.

El Washington Post, por ejemplo, fue despectivo al referirse a Jacobs como un "calvo de hombros anchos" y contundente a la hora de explicar su triunfo: "Sería injusto acusar a Jacobs. Sería incompleto no reconocer el contexto de su logro. Jacobs merece el beneficio de la duda, pero su deporte no". Basan sus sospechas en las últimas carreras del atleta antes de los Juegos Olímpicos, en las que rompió por primera vez la barrera de los 10 segundos, pero con marcas de 9,95 y 9,99, lo que le hubiese significado un quinto o sexto lugar en la prueba por medallas.

En el medio The Times, de Gran Bretaña, también se preguntó con mucha suspicacia como había hecho el italiano, que nunca había marcado un registro de esas características para realizar un tiempo más bajo que el que marcó el legendario Usain Bolt en 2016, para ganar el oro en Rio de Janeiro.

Las críticas no cayeron nada bien en Italia, donde consideran a Jacobs un héroe moderno. "Hablamos de atletas sometidos a diario a controles antidopaje y, cuando logran un récord, todo se multiplica por dos. El número de controles es impactante. Por esta razón defiendo con fuerza a Marcell" aseguró Giovanni Malagó, el presidente del Comité Olímpico Italiano. Además, criticó a los periodistas y tiró más leña al fuego: "No saben perder". La polémica parece recién haber empezado.