Las historias curiosas del deporte no se circunscriben a un único sitio geográfico. Se dan alrededor de todo el mundo e independientemente de cuando hayan sucedido, la globalización permite un conocimiento mínimo de cada lugar que, de cualquier modo, genera cierta empatía. Sin embargo, obviamente existe un grado mucho mayor de identificación con cualquier narración, si sucedió en suelo propio y con protagonistas conocidos.

Tal es el caso del curioso evento que se dio en 1972 en la cancha de Huracán, cuando Carlos Alberto De Marta fue expulsado por haberle proferido un supuesto insulto al árbitro, algo que nunca pudo haber sucedido, dado que era sordomudo de nacimiento.

De Marta fue un recordado volante central que pasó por varios equipos argentinos en la década del 70'. Jugó más de 180 partidos como profesional y tuvo pasos por Estudiantes de La Plata, Temperley, Belgrano de Córdoba, Huracán y Cipoletti. 

Aguerrido en la marca y criterioso en la entrega de la pelota, tuvo una carrera interesante marcada por un hecho que sobresale por lo absurdo y que lo mantiene en la memoria de muchos hinchas.

El 8 de noviembre, Estudiantes, equipo en el que jugaba el mencionado volante, enfrentó a Huracán en el Tomás Adolfo Ducó en un duelo por el Campeonato Nacional de 1972. El Globo, equipo que con figuras como Carlos Babington y Miguel Brindisi protagonizaba los torneos de aquella época, ganaba con claridad por 2 a 0.

El Pincha buscaba el empate y tuvo una jugada que pudo haberlo ayudado en ese intento pero lo terminó perjudicando. Un atacante del conjunto platense se acercó al área, un rival lo derribó y el árbitro Washington Mateo cobró penal. Pero, poco después, uno de sus asistentes lo llamó para hacerle saber que había visto la jugada con claridad y que la infracción había sido fuera del área.

El juez principal se acercó a la zona del contacto, rectificó y marcó tiro libre. Enseguida, los futbolistas de Estudiantes se le fueron encima a reclamarle por lo sucedido. Las protestas se volvieron enfáticas y en medio del tumulto Mateo le sacó tarjeta roja a De Marta. Finalmente, con la ventaja numérica, el equipo de Parque Patricios se impuso fácilmente por 5 a 1.

Pero lo insólito fue el informe que el colegiado elevó al finalizar el partido. En el mismo justificó la expulsión del mediocampista del León acusándolo de haberle profesado un sonoro y grosero insulto.

De Marta fue citado por el Tribunal de Disciplina para hacer su descargo, porque ante un improperio de la magnitud que describía Mateo correspondía una fuerte sanción. Pero, desde ya, ese insulto era absolutamente imposible por la discapacidad que padecía el futbolista. 

Y, obviamente, cuando el jugador se presentó ante las autoridades, notaron que no sólo no podía haberlo insultado, sino que no pudo haberle dicho absolutamente nada. El juez trató de justificarse alegando el griterío general y los compañeros de De Marta alegaron que ninguno le había dicho a Mateo lo que este creyó haber escuchado.

Pero, lo más absurdo, es que De Marta fue sancionado igual. Obviamente, no le dieron muchas fechas porque estaba claro que se había cometido un error. Pero, por una absurda rigidez reglamentaria, cualquier jugador que sea expulsado debe purgar al menos una fecha de suspensión, independientemente de lo que haya hecho y el mediocampista no pudo jugar la fecha posterior. Una de las situaciones más ridículas la historia de nuestro fútbol.