Promesas, más promesas y un nuevo papelón. Parece increíble pero es verdad: si en Buenos Aires llueve, en la cancha de Boca no puede jugarse. Sí en el resto de los estadios de Primera y también del ascenso, pero no en la Bombonera. El duelo ante Newell´s que debía jugarse el domingo a la noche se pasó para el martes a las 19.15.

Hace varios años debió subsanarse el problema que hace que el campo de juego del Alberto J. Armando no esté en condiciones para integrar la primera categoría de nuestro fútbol y quizás tampoco la Primera Nacional o la Primera B Metropolitana. La dirigencia del Xeneize actual, en la voz de Jorge Bermúdez, miembro del Consejo de Fútbol, salió a reconocer la dificultad y prometió una pronta resolución.

Pero la solución debió llegar antes. La actual gestión de Boca asumió en conocimiento de las brutales dificultades de un campo de juego que no absorbe una gota. Pospusieron los arreglos que pudieron realizarse durante la pandemia e incluso después, cuando volvió a jugarse pero sin público, y luego se ampararon en que no querían que Boca juegue sin sus hinchas, cuando estos pudieron retornar. Tuvieron la fortuna de que no había llovido copiosamente en día de partido.

En 2014 y 2016, bajo la gestión de Daniel Angelici, la cancha sufrió remodelaciones, en busca, entre otras cosas, de solucionar el problema insólito de la inundación permanente. O eso se dijo, porque nada cambió. El fútbol sigue abusando de la pasión del hincha.

Este domingo el partido se suspendió pasadas las 21.30, es decir, el horario estipulado para el inicio. La Bombonera lucía con sus tribunas bastante concurridas. Los hinchas hicieron el esfuerzo de ir a la cancha la noche previa a un día laboral, bajo el agua y una vez allí se les comunicó que no había partido.

La romantización del aguante y la necesidad de no mostrar debilidad ni queja alguna ante los ojos de posibles rivales llegó a un punto tan extremo que los socios ya no levantan la voz ante las injusticias. Manifestarse ante la injusticia no hace a nadie menos hincha. Quejarse y pelear en consecuencia por mejoras para el club no hace a nadie menos pasional. ¿Cómo alguien que reclama para que su equipo evolucione podría ser vilipendiado como si fuera peor hincha que el que no se expresa ante su desgaste? 

Se sabe hace años que la cancha de Boca no está en condiciones de albergar un partido bajo la más mínima precipitación, entonces, ¿por qué se espera a último momento para suspender? ¿Por qué no se desarrolló un plan b para estas situaciones?

Los negocios con la fidelidad del hincha deben tener un límite. Tampoco debe pasarse por alto la paciencia y el descompagine que significa para cualquier equipo rival tener que rearmar su semana de entrenamientos y viajes debido a una suspensión con la que no tienen nada que ver y respecto de la cual hay varios antecedentes que indican negligencia. Newell´s debe afrontar los costos de cambiar sus viajes, permanecer alojado en Buenos Aires y perder días de entrenamiento, todo porque Boca tiene un estadio que no está para la Primera División.

Como todo pasa, el duelo se reanudará este martes a las 19.15. Será una jornada muy cargada, porque San Lorenzo recibirá a Sarmiento a las 17 e Independiente visitará a Banfield posteriormente, desde las 21.30.