Tras las versiones publicadas por la revista Bloomberg de una oferta de un fondo árabe (PIF) para comprar la Fórmula 1 en 20 mil millones de dólares, el presidente de la FIA ha salido a declarar que “No es sólo una cuestión de dinero”.

Según las publicaciones periodísticas, el fondo soberano de Arabia Saudita ofreció más del cuádruple de lo abonado por Liberty Media hace sólo seis años (4.400 millones de dólares) para hacerse con la FOM. Sin embargo, el holding estadounidense rechazó la oferta, pese a que el valor comercial de la máxima está situado por debajo de los 18 mil millones.

"Como ‘guardianes’ del automovilismo, la FIA, como organización sin ánimo de lucro, se muestra cautelosa sobre los supuestos precios inflados de 20.000 millones de dólares que se están poniendo sobre la F1. Se recomienda a cualquier comprador potencial que aplique el sentido común, considere el bien mayor del deporte y presente un plan claro y sostenible, no sólo una gran cantidad de dinero", preconizó Sulayem en Twitter.

"Es nuestro deber considerar cuál será el impacto futuro para los promotores en cuanto a las tarifas para albergar carreras y otros gastos comerciales, además de cualquier impacto adverso que pueda tener en los aficionados. Sea quien sea, debe tener un plan, no sólo dinero. Hasta ahora, sin embargo, son sólo rumores. Pero también creo que la FIA debería ser parte de las conversaciones u ofrecer consejos", añadió ben Sulayem, el hombre que llegó a la presidencia de la FIA liberando el ecclestonismo residual… Ecclestone creó la FOM en los años 80 y se llevó gran parte del poder de decisión sobre el rumbo comercial y técnico de la F1, con consecuencias desastrosas que se verificaron en la década pasada: el fondo de inversión que tenía el paquete mayoritario desde que la FOM salió a cotizar en Bolsa se dedicó a facturar de manera cortoplacista, contribuyendo con cánones impagables para promotores privados europeos a la desaparición de fechas nucleares de la máxima, como el Gran Premio de Alemania (Nürburgring y Hockenheim, sus dos circuitos top, casi se funden por intentar pagar los cánones asiáticos de Bernie).

Ahora, como presidente de la FIA, Mohammed ben Sulayem debe intentar retroceder en la huella impulsada desde los 80, y devolverle a la FIA algo del poder que el ente rector le entregó durante la era Mosley-Ecclestone a la empresa que gestiona los derechos de imagen de la F1, para que el deporte motor no vuelva a quedar a merced de inversores sin el menor interés en el aspecto deportivo, que a la larga es lo que sostiene el negocio, como ocurrió en 2009-2016.