Fue un 9 de diciembre de 1984. El campeón de América, Independiente, que había derrotado en la final al Gremio de Brasil, con un auténtico baile, enfrentaba en la final del mundo al campeón de Europa, el siempre poderoso Liverpool.

Los ingleses paraban su línea de fondo en la mitad de la cancha, para atacar ininterrumpidamente y dejar en off side a los argentinos. Pero Claudio Marangoni interceptó un rebote en mitad de cancha y puso el pase preciso para José “Mandinga” Percudani, que corrió 40 metros y definió con maestría poniendo el 1 a 0 a los 6 minutos de juego.

Luego el Rojo se abroqueló atrás y salió de contragolpe con la “Porota” Barberón, probablemente el jugador mas veloz de la época. El árbitro sancionó 11 fuera de juego, de los cuales al menos 3 estuvieron mal cobrados y pudieron ser el incremento de la diferencia a favor de Independiente.

En definitiva, el máximo campeón de la Copa Libertadores de la historia, se trajo su segunda Copa Intercontinental (el antecedente del Mundial de Clubes) desde Japón, después de vencer al Liverpool.