San Lorenzo venía de mal en peor, los resultados no se daban, su entrenador, Paolo Montero, tambaleaba, los hermanos Romero abandonaron el club a mitad de semana y la crisis amenazaba con arrasar al Ciclón.

Pero hoy todo cambio. El técnico uruguayo decidió innovar, armó una eficiente línea de cinco defensor que le dio variantes en el inicio de las jugadas, y desde allí creció.