Fue un partido atípico. El local fue beneficiado con tres penales a favor, todos ellos fueron efectivamente falta y estuvieron bien cobrados, pero los árbitros suelen ser reticentes a sanciones tres penales para el mismo equipo.

El partido estaba bastante cerrado porque Gimnasia apostaba a aguantar, solo la presencia de Ezequiel Barco y su facilidad para sacarse adversarios de encima, encendía la luz de alarma. También en algún caso, la subida de Milton Casco.