Tras cuatro victorias consecutivas, con rendimientos de aceptables a buenos, todo parece indicar que River arrancó y va camino a encontrar el funcionamiento colectivo que tantas veces supo tener de la mano de Marcelo Gallardo. Tras derrotar a Alianza Lima de visitante en el debut, le ganó 2 a 0 Fortaleza como local y encaminó su trayecto en la fase de grupos de la Copa Libertadores. Enzo Fernández y Nicolás De La Cruz, de gran tarea, convirtieron los tantos.

El partido arrancó con mucho ritmo. No hubo tiempo para estudiarse ni para dudar, el juego comenzó con ritmo de segundo tiempo. El Millonario se lanzó enseguida al ataque, avanzó con sus laterales y se mostró avasallante.

Pero, a los dos minutos, la primera clara del partido, que realmente fue muy nítida, perteneció al conjunto visitante. Moisés desbordó por izquierda, se llevó puestos a Andrés Herrera y Paulo Díaz, tiró el centro atrás y Renato Kayzer en el área chica con todo el arco a disposición se enredó, pateó mal y le dio tiempo a Milton Casco de salvar sobre la línea. Una acción increíble que pudo cambiar todo.

A los 10, luego de esa oportunidad desperdiciada por el equipo brasileño, el conjunto argentino no perdonó. Cortó una mala salida rival y tras un despeje luego de un centro procedente de la izquierda, Fernández anticipó a su marcador y sacó un remate furioso de primera que se clavó contra un palo.

El partido era realmente intenso porque el equipo del argentino Juan Pablo Vojvoda intentó imprimirle ritmo sin pelota, presionar y jugar directo a la espalda de los centrales del local, especialmente para Moisés, el mejor jugador del conjunto brasileño. Por eso tuvo mucho vértigo, salvo un pequeño pasaje entre los 20 y los 30 minutos.

Pasada esa etapa de calma, el local retomó el control, volvió a exponerse y a dejar espacios en el fondo, pero tuvo una enorme contundencia ofensiva. Tras un tiro de esquina y otro rechazo, De La Cruz también la tomó de primera, aunque en este caso de aire, y convirtió un verdadero golazo de volea. Los dos tantos del equipo de Núñez fueron una muestra total de jerarquía.

River jugó largamente mejor en la segunda parte, aunque no convirtió. Manejó la pelota y tuvo una parva de situaciones en las que falló en la última decisión, pero pudo llegar haber llegado al gol. Julián Álvarez se encendió y enseguida se notó. Tuvo gran participación en la parte creativa y como pasador.

Tuvo su chance con un remate al primer palo que contuvo el arquero Max Walef, responsable de que la diferencia no fuese mayor y también asistió en varias oportunidades. La más clara fue para Casco, con un toque suave hacia atrás en el área. El lateral remató y la pelota dio en el travesaño.

La circulación de pelota precisa y punzante del conjunto de Núñez desgastó lentamente al equipo del nordeste de Brasil. La electricidad que había mostrado en algún momento del encuentro se hizo cada vez más esporádica y la diferencia debió ser mayor. Silvio Romero, que ingresó para el visitante en la segunda parte, estuvo cerca de descontar sobre el final con una acción que no pudo definir bien porque llegó muy tarde al pase. De todas maneras, no hubiese sido justo.

River se afirma en sus jerarquía individual para conseguir resultados que le den tranquilidad y le permitan trabajar con calma en la búsqueda del nivel máximo que pueda alcanzar y del rendimiento sostenido a lo largo de los partidos. No ha llegado a su máximo potencial, pero va por la senda correcta. Quedó como líder del Grupo F con seis puntos, al igual que Colo Colo, pero con mejor diferencia de gol.