Racing debió trabajar muchísimo para derrotar a Rosario Central. Es cierto que en el complicadísimo contexto en el que llegaba el equipo de Avellaneda, era muy difícil imaginar un escenario mejor, y la victoria descomprime. Pero en el juego, no hubo una mejora sustancial y no le sobró nada. El conjunto de Juan Antonio Pizzi le ganó al Canalla 1 a 0 con gol de Enzo Copetti.

La Academia controló la pelota pero fue muy poco punzante. Si bien ganó, sufrió y no le sobró nada. Entre lo poco que los locales pueden rescatar, además del triunfo, está la actuación de Carlos Alcaraz, que había tenido rodaje con Sebastián Beccacece, pero no había arrancado con muchos minutos con el nuevo entrenador. Manejó bien la pelota y fue de los pocos que cada tanto cambió el ritmo para buscar algo más.

Quien sigue en un gran momento es el goleador Enzo Copetti, quien volvió a convertir y suma dos goles en cuatro partidos jugados en el club. Además, fue destinatario de todo tipo de pelotas largas, algunas muy imprecisas, y de todas, con mucha batalla, consiguió sacar algo positivo. A los 19 minutos del segundo tiempo, el ex delantero de Atlético de Rafaela anticipó en el primer palo, luego de un córner de la derecha de Maximiliano Lovera, y de pique al suelo puso el único tanto del encuentro.

Desde entonces, Racing cedió totalmente la pelota y se dedicó a refugiarse. El Canalla se le fue encima a puro centro y complicó muchísimo al conjunto local. Especialmente cuando los marcadores centrales, Nicolás Ferreyra y Joaquín Laso, se volcaron definitivamente al área rival para buscar el empate.

El propio Ferreyra tuvo la más clara para empatarlo, pero llegó un poco tarde y no pudo acomodar la cabeza para cambiarle la dirección al centro. La fórmula, que no resultó efectiva por poco, no solo estaba apoyada en la altura de los zagueros propios, sino también en el hecho de que Racing debió jugar con Nery Domínguez como defensor, por la ausencia de Leonardo Sigali y Lucas Orbán.

El equipo de Pizzi se llevó el encuentro y logró una cuota de tranquilidad, luego varios días complicados. Tras el partido, el propio entrenador afirmó que nunca quiso irse, pero reconoció que esperaba mayor apoyo de los dirigentes. “Yo necesito que todos estemos juntos. Capria me hizo saber la confianza que tiene en mí en las horas posteriores a pegarnos un golpe muy duro, poco habitual en el fútbol. Pero, me hubiese gustado algo más institucional”, afirmó, visiblemente dolido, luego del partido.