En Sarandí se jugó un gran partido, caracterizado por las constantes situaciones riesgosas que se produjeron en ambos arcos. Desde que se levantó el telón, el gol amenazó con llegar al Viaducto. El error en la definición de Mariano González, cuando la valla “cervecera” estaba vacía era una premonición de lo que iba a suceder en el encuentro.

A los cinco minutos la notable pegada de Jorge Ortiz provocó el primer grito de la noche. El “Marciano” la clavó en el ángulo superior derecho, ante la atenta mirada de Emanuel Tripodi. El golpe seco dejó a Quilmes sin aire y tardó un tiempo bastante prolongado en reaccionar. En cambio, con el 1 a 0 Arsenal se dedicó a manejar el duelo a su antojo.

A falta de diez minutos para irse al descanso, el uruguayo Martín Cauteruccio aprovechó la única situación que pudo generar y marcó la igualdad. Tras un lateral de Ernesto Goñi, el delantero se deshizo de Diego Braghieri y ante la salida de Cristian Campestrini definió por encima del arquero. Con el 1 a 1 los de Omar De Felippe mantenían el sueño de permanecer en Primera.

El cronómetro de Carlos Maglio marcaban los 26 minutos del complemento cuando la cerveza comenzó a levanta. Tras un punzante centro de Martín Cauteruccio, Damián Leyes quedó sólo frente a Campestrini y marcó el 2 a 1. Con ese tanto, Quilmes logró dar vuelta un partido que había comenzado con muchas adversidades. Además, el triunfo le producía un promedio al que Independiente le era incapaz de alcanzar.

En la última jugada del partido se pudo desvanecer la ilusión del elenco de Omar De Felippe. La notable intervención de Emanuel Tripodi fue fundamental para mantener una victoria sumamente importante. Si bien matemáticamente aún no están salvados del descenso, los tres puntos lo dejan a un paso de disputar la próxima temporada en el fútbol grande de la Argentina.