Platense dio un fuerte golpe de efecto y derrotó a Independiente en Avellaneda por 2 a 1 con goles de Nicolás Castro y Nicolás Servetto, mientras que Martín Cauteruccio descontó para el Rojo de penal.

Fue un partido extraño. Independiente asumió su obligación de grande y de local y tomó el control del partido en los primeros 15 minutos. Pero siempre con la misma carencia: su falta de presencia de peso en el área rival y las impresiciones fruto de la poca jerarquía en los últimos metros.

Y cuando empezó a perder el control del partido, en su única llegada no solo de toda la etapa, sino también de buena parte de la segunda, Castro puso el 1 a 0 para Platense. El Calamar claro, se encerró bien atrás y bloqueó aun mas a los poco eficientes atacantes locales.

No fue que falto actitud, Independiente fue. El resto del primer tiempo y en el segundo, lo que falto fue futbolistas capaces para desequilibrar. En el segundo tiempo ingresó el pibe Vallejo y ganó penetración y velocidad, pero salvo por Kevin López, el volante central llegado de Quilmes, le faltó compañía.

Y los goles que no se hacen en un arco entran en el otro. Segunda llegada de Platense en todo el partido a los 24 de segundo tiempo y Servetto clavó el 2 a 0.

Más cambios en el Rojo, pero el descuento solamente podía entrar de penal: Cauteruccio descontó. De ahí en más, barullo, arremetida, que no es poco, comparado con el Independiente de otros tiempos, pero no alcanzó. La defensa del Calamar se jugó la vida en cada pelota y sostuvo la ventaja.

Como pasa desde hace tiempo,  Independiente deberá hacerse mas fuerte abajo. Cuando arriba falta capacidad y no es posible hacer goles con asiduidad, hay que cuidar el arco propio.