Independiente afronta uno de los juicios laborales más escandalosos de la historia del fútbol argentino. Este jueves se confirmó un embargo por un monto de 4,8 millones de dólares, sobre lo que el club percibe por derechos de televisión. El juicio en cuestión lo tiene con Gonzalo Verón, un delantero que pasó por el club entre 2018 y 2020.

La gestión de Hugo Moyano sumó un nuevo bochorno. Hace tiempo la causa avanzaba y este final podía anticiparse. Pero lo más ridículo es el inicio de las acciones legales. Gonzalo Verón llegó a Independiente en 2018, luego de la obtención de la Copa Sudamericana 2017.

En realidad, el ex atacante de San Lorenzo jamás fue pretendido por el Rojo. Arribó al club en un combo armado por un intermediario y aceptado por los dirigentes. El Rey de Copas pretendía a Silvio Romero pero para incorporarlo debía traer también a Verón, que llegaba libre. De hecho, el veloz delantero sólo jugó 14 partidos en el club.

Sin embargo, para rescindir su contrato con el New York Red Bull de la MLS había que poner una suma de 750 mil dólares, que el jugador abonó y luego incluyó en el contrato que firmó con la institución como un monto que se le debía retribuir. En el lapso desde el 2018 hasta hoy, la comisión directiva que actualmente maneja al club con mandato vencido, se cansó de acumular deudas e incumplir pagos, entre ellos, el mencionado.

En 2020, luego de haber sido prestado a Aldosivi, Verón se cansó de reclamar y se declaró libre por falta de pago. Inició una causa en el fuero laboral para cobrar lo que se le debía e Independiente fue notificado legalmente de la existencia de la causa mediante una carta documento que fue enviada a la sede del club. Insólitamente, en el domicilio legal de la institución, es decir, su sede, no había nadie para recibirla.

En consecuencia, se inició también una causa penal por rechazo del telegrama. Así, el conjunto de Avellaneda pasó de tener que afrontar una deuda de 750 mil dólares, más el atraso en el salario del jugador, a tener hacerle frente a un reclamo por 6,2 millones de dólares, como consecuencia de lo mencionado, más una doble indemnización por despido en tiempos de pandemia, costas e intereses. Además, ningún dirigente se presentó a las mediaciones con el futbolista ni mandó representación legal, motivo por el cual tampoco se pudo negociar un acuerdo por un monto menor.

Por eso, el juez que entiende en la causa decidió trabar un embargo preventivo sobre los derechos de televisión que percibe el club. Hasta tanto se cubra el monto de 4,8 millones que se dictaminó, Independiente no percibirá un sólo centavo más de la principal fuente de ingreso que tienen los clubes del país. La desidia de los dirigentes que dejó al club en estado terminal exhibió su episodio más funesto.