Que los arbitrajes sean malos en Sudamérica apena, pero ya no sorprende. Incluso, en el encuentro entre Olimpia y Flamengo que los brasileños ganaron en Paraguay por 4 a 1, hubo un penal inexistente que los jueces le dieron al visitante con ayuda del VAR y que significó también anular una expulsión anterior a un jugador del equipo carioca. Pero, lo que con lógica sí genera un enorme impacto, es que un futbolista en el mismo partido termine yéndose en ambulancia al hospital y con suero por un golpe en el rostro, y que esa acción no tenga ninguna consecuencia.