Ochoa fue la inmensa figura del Tri en el empate sin goles frente a Brasil, bajo el cielo de Fortaleza.

“Fue el partido de mi vida” , dijo Ochoa, tras el partido. Lucía feliz, con una sonrisa enorme que recorrió el planeta. En simultáneo, en México, el diario El Universal contaba su actuación con un artículo y un sustantivo: “El héroe”. En los demás sitios web de los principales medios mexicanos los adjetivos contaban la tarea: notable, brillante, grande, inmenso, gigante.

Su historia resulta una curiosidad: su titularidad y su presencia en el Mundial fue cuestionada. Y había un dato que sostenía las quejas: con el Ajaccio -su equipo- finalizó último en la Ligue 1 de Francia y descendió a la segunda categoría. “Gracias a Dios se dan las cosas. Estoy contento porque nunca bajé los brazos, siempre seguí trabajando. Y hay que seguir porque esto continúa”, dijo ayer, día de revancha, día inolvidable .