Andy Murray lo hizo. Soportó la presión de los medios y del público, que querian verlo campeón en la Catedral, y quebró la interminable racha negra de 77 años sin un campeón británico desde el legendario Fred Perry.

El escocés lo logró tras vencer con autoridad a Novak Djokovic, el mejor del mundo, por 6-4, 7-5 y 6-4 tras dos horas y 24 minutos.