El fútbol argentino está en ruinas. En buena medida, la competitividad de nuestra liga ha mermado por problemas ajenos al fútbol, como las dificultades económicas y sociales que invitan a los mejores jugadores a competir en el exterior. Pero, también hay una enorme conspiración interna generada por una cúmulo de malas decisiones que tienden a acumular poder.

Este viernes se realizará una reunión de comité ejecutivo de la Liga Profesional donde se tratarán cuestiones de calendario del 2023. A pesar de que debatir sobre los formatos no está en el orden del día, la idea ya ha sido compartida por varios dirigentes que se plantean ponerlo en común durante la mencionada reunión. Una de las ideas más firmes para la reestructuración del campeonato local es anular los cuatros descensos que había previstos para fin de año, en plena competencia, que asciendan dos equipo y generar nuevamente un torneo de 30.

Esta idea no es para nada novedosa. No sólo porque Julio Humberto Grondona armó un torneo con estas características poco antes de su fallecimiento, sino también porque el formato que se busca implementar ya había sido sugerido hacia algunos meses por algunos dirigentes afines a la lista de Cristian Malaspina, la única que iba a presentarse para gestionar la Liga Profesional y que luego no fue autorizada a participar por problemas formales en algunas candidaturas.

Quienes proponen esta idea sugieren un primer semestre con una Copa, en la que los 30 equipos compitan en dos zonas de 15. Los mejores 20 ubicados en ese primer campeonato jugarían en el segundo semestre un "Top 20" con formato de liga. Los 10 peores ubicados pasarían a jugar una liga paralela e intermedia en cuánto a categorías con los 10 mejores de la Primera Nacional.

Esta iniciativa que podría acabar definitivamente con el interés que queda en nuestro fútbol tiene por objetivo mantener a todos contentos. La acumulación de poder mediante otorgarle a clubes menores un protagonismo que no han ganado en la cancha viene desde los tiempos del propio Grondona. Además de los 30 equipos de Primera, habría otros 10 de la Primera Nacional agradecidos con el poder de turno por la oportunidad.

Algunos de los denominados clubes grandes se oponen a esta variante y sugieren un plan e cuatro descensos y dos ascensos por temporada para llegar a 22 equipos, el número supuestamente definitivo, en el 2026. Quienes impulsan esta idea están divididos y hay quienes pujan por la continuidad del formato con Copa en un semestre y liga en el otro, y hay quienes quieren dos ligas, lo más tradicionales posibles.

¿Hasta cuánto soportarán los hinchas la devaluación de su campeonato? En un contexto en el cual hasta a los principales equipos se les hace difícil competir en el plano internacional por la diferencia económica ¿Cuánta atención va a recibir un torneo interminable con al menos 10 clubes sin nivel para jugarlo?

Tirar tanto de la cuerda puede traer consecuencias definitiva. No hace falta irse muy lejos en el continente para notar que en muchos países, los futboleros perdieron el interés por sus ligas locales y sólo prestan atención a sus selecciones o incluso a las ligas de Europa. Ese proceso de desinterés por lo local ha crecido mucho en el último tiempo en países donde las ligas tienen una organización sustancialmente mejor. Abusar de la pasión puede terminar con el gran negocio.