María Grazia Lombardi nació en Frugarolo, en el norte de Italia. Una pequeña localidad de poco más de dos mil habitantes ubicada a 80 kilómetros de Milán. Fue el 26 de marzo de 1941.

Su padre era carnicero y ella tuvo contacto por primera vez con la conducción de vehículos haciendo pequeños repartos de carne por la ciudad manejando un camión.

Desde niña se sintió atraída por los deportes, primero jugando básquet y luego dedicándose a una actividad impensada para una mujer en esos tiempos: manejar autos a gran velocidad.

La primera mujer en participar en la máxima categoría del automovilismo internacional fue María Teresa De Filippis, que en 1958 adquirió la Maserati con la que un año antes Juan Manuel Fangio había ganado el Mundial de Fórmula 1 y compitió en algunas carreras.

La segunda sería Lella Lombardi y luego aparecerían Divina Galica, Desiré Wilson y Giovanna Amati.
Como se ve, apariciones muy esporádicas.
Y ninguna de ellas logró sumar punto alguno, salvo la protagonista de nuestra historia.

Lella Lombardi en 1965 debutó en la Fórmula 850. Un año después participó en el campeonato nacional de turismo y entre 1969 y 1971 compitió en la Fórmula Ford Italiana y en la Fórmula Monza, donde conquistó el título.

En 1972, su próximo peldaño fue la competitiva Fórmula 2. Estar allí es estar a un tiro de piedra de la Fórmula 1.
Y un día la piedra llegó a destino. 

En el Gran Premio de Gran Bretaña disputado el 20 de julio de 1974, que ganó el sudafricano Jody Scheckter con un Tyrrell-Ford, Lella Lombardi intentó clasificar a bordo de un Brabham BT 42, pero no pudo. En ese momento había una clasificación que dejaba algunos pilotos fuera de la grilla de partida.

Luego de varios meses sin actividad, Lombardi volvió en 1975. Había pasado largamente los 30 años, con el pelo corto y modales masculinos, que utilizaba para no desentonar en ese ambiente casi exclusivamente para hombres, se subió a un March.

Se presentó en el Gran Premio de Sudáfrica, la tercera cita de aquel certamen. Se aseguró el 26º y último puesto de la grilla tras quedar a más de tres segundos del poleman brasileño Carlos Pace (Brabham). Duró 23 vueltas en la carrera hasta que un problema en la bomba de combustible la obligó a abandonar.

Llegaría el trágico Gran Premio de España, donde terminó en el sexto lugar y sumó medio punto para el campeonato de conductores, el único puntaje que una mujer posee en la historia del circo mayor.

María Grazia Lombardi, un poco de rouge en boxes

UNA CARRERA TRÁGICA

El 27 de abril de 1975 se corrió el gran premio de España, en el circuito callejero de Montjuic. Las condiciones no estaban dadas, los pilotos en su mayoría se oponían a correr, pero corrieron. 

En el desarrollo, se desprendió el alerón trasero del Lola de Rolf Stommelen, el auto tomó vuelo, pasó por encima del guard-rail y cayó en una tribuna. Murieron cinco espectadores y la carrera debió suspenderse.

En el momento de la detención estaba primero el alemán Jochen Mass, segundo Jacky Ickxs, y tercero el argentino Carlos Alberto Reutemann. Y así quedó armada la clasificación definitiva.
En el sexto lugar estaba Lella Lombardi y ese día se convirtió en la única mujer en puntuar en la máxima categoría.

La carrera otorgo el 50% de los puntos por el poco recorrido y ese medio punto se convirtió en leyenda.

Aunque sus apariciones fueron luego esporádicas siempre siguieron cerca a ese mundo que ya le pertenecía.

Una vez que se alejó de la Fórmula 1 encontró su hueco en el Campeonato del Mundo de Resistencia.

En ese marco, y con un Osella oficial, Lella obtuvo el triunfo en Vallelunga en 1981, las 3 Horas de Mugello ese mismo año y un gran segundo puesto en los 1000 kilómetros de Monza. 
Posteriormente, participó en el Campeonato Británico de Turismo.

En 1988 fundó el “Lella Lombardi Autosport” para brindarle oportunidades a los jóvenes pilotos.
Ella ya había dejado la conducción de autos de competición acuciada por una enfermedad que se la llevó de la vida el martes 3 de marzo de 1992 en la Clínica San Camilo de Milán.

Lella Lombardi tiene su nombre guardado en los libros de la Fórmula 1. 
La “Eva” del circo mayor del automovilismo.