Fue un arranque decididamente flojo del Paris Saint-Germain. Mostró muy poco desde el punto de vista colectivo y se vio superado por un equipo muy firme y con un concepto de equipo claro. El PSG igualó 1 a 1 ante el Brujas en Bélgica. Ander Herrera abrió la cuenta y Hans Vanaken empató para el local que mereció llevarse los tres puntos. Lionel Messi tuvo un debut personal aceptable en un contexto muy flojo.

Al Brujas pudo habérselo subestimado por estas latitudes, dada de la poca visibilidad que tiene en la Argentina la liga de Bélgica. Pero es un equipo muy serio, con mucha participación en competencias europeas y con varios jugadores codiciados por grandes de Europa, cómo el delantero Noa Lang. Es decir, puede sorprender al espectador, pero de ninguna manera a los protagonistas. Es un equipo correcto que en una buena tarde puede hacerle las cosas difíciles a cualquiera y más a un equipo que con el poco tiempo de trabajo que ha tenido depende mucho de lo individual.

Brujas planteó un partido prácticamente perfecto. Hizo casi todo bien, esperó pero no muy atrás, presionó ante el más mínimo signo de duda y hasta se animó a tener la pelota y a juntar a sus mejores jugadores como Lang, Charles De Ketelaere y Vanaken.

La jerarquía soberbia de un equipo que encuentra un espacio y destroza al rival hizo que el conjunto parisino no pierda. A los 15, Kylian Mbappé pudo recibir con la marca a cierta distancia e hizo un desastre: aceleró, frenó, volvió a salir hacia afuera y asistió a Herrera que entró solo por el centro del área y ajustó un zurdazo contra el palo derecho del arquero.

Colectivamente poco puede resaltarse en el PSG. No hubo movimientos destacados en ataque, no se vieron relevos trabajados y el exceso de jugadores de corte ofensivo descompensó por momento la mitad de la cancha.

El conjunto belga continuó siendo superior tras el sobresalto y no tardó demasiado en igualar la historia. Una jugada brillante sobre la izquierda, el sector de Messi y Hakimi, el menos firme en defensa para los franceses, finalizó con un centro atrás muy preciso de Eduard Sobol para Vanaken que definió muy bien a la carrera.

Un rato más tarde, Messi tuvo el segundo. Ya un poco más suelto se tiró hacia el medio, se hizo el clásico espacio para su zurda, remató al segundo palo y la pelota dio en el travesaño. Pero, enseguida, el Brujas respondió con buen tiro libre de Vanaken al palo del arquero que atajó Keylor Navas. En la primera mitad, ante la falta total de contención de Leandro Paredes y Georgionio Wijnaldum, el equipo belga fue decididamente superior.

Tanto Neymar como Messi estuvieron muy ausentes en la primera mitad. Solo Mbappé fue punzante con su velocidad y para colmo se lesionó rápido en el inicio del segundo tiempo. Aún con el ingreso de Danilo Pereira, un volante de corte, al equipo francés le faltó quite en la mitad de la cancha de manera notoria. El primer paso para contraatacar es robar. Si el rival puede terminar todos sus ataques, difícilmente se lo pueda tomar mal parado.

Brujas presionó con furia y ocupó muy bien la amplitud de la cancha con la línea de tres, los volantes con movilidad y los laterales bien abiertos. De Ketelaere, la figura del partido, fue el icono del esfuerzo. El joven de 20 años fue faro en el área cuando su equipo lo requirió, se tiró atrás para armar juego y fundamentalmente aprovechó la banda derecha por donde Hakimi tiene poca marca y Messi no retrocede.

En el segundo tiempo el dominio local fue más pronunciado en cuanto a tenencia de pelota pero también dispuso de menos chances claras. Sobre el final, a partir del desgaste de los locales, del buen ingreso de Nuno Mendes y del crecimiento en el protagonismo de Messi, el encuentro pudo ser para cualquiera de los dos. 

De todas maneras, el empate fue benévolo con el PSG, que jugó verdaderamente mal. La igualdad en este partido ante el rival que en teoría era el más accesible del grupo ya pone a los franceses a hacer cuentas. En el otro partido del grupo, Manchester City derrotó por 6 a 3 al Leipzig. Ambos parecen ser rivales incluso más fuertes que el Brujas, por lo que el margen de error para el conjunto parisino es chico.

El partido de Messi

De entrada, el esquema 4-3-3 pareció un poco rígido. Mbappé que jugó en el medio tuvo más movilidad, pero Messi quedó demasiado estacionado en la derecha, y ante la dificultad de su equipo de generar juego más que por ráfagas, no tuvo mucha posibilidad de tirarse hacia adentro, donde puede explotar mejor sus recursos.

Recién pasados los 30 minutos se empeazon a ver otros movimientos. Por momentos, el lateral ultra ofensivo Achraf Hakimi pasó a ser casi un extremo derecho y eso le permitió al rosarino jugar más cómodo.

En la segunda mitad, ante la salida de Mbappé, tomó un rol un poco más protagónico, se movió más libre y al menos consiguió infracciones para darle aire a su agobiado equipo. Intentó, se hizo cargo, pero no fue suficiente.

En un flojo debut colectivo, desde lo individual casi ninguno mostró un nivel acorde a su jerarquía habitual y dentro de ese esquema, en el que Messi tampoco estuvo a su altura habitual, fue el mejor de su equipo.