El crecimiento económico del fútbol brasileño durante los últimos años ha sido muy grande. Finalmente han conseguido explotar los recursos envidiables con los que cuentan, entre ellos, una población mucho mayor a la de Argentina, muy interesada en el deporte. En términos de dinero, la brecha es cada vez más grande y se hace cada vez más habitual que equipos de aquella liga adquieran jugadores provenientes de equipos europeos, algo impensable para el resto de Latinoamérica en este momento. Recientemente, se han concretado tres operaciones que reflejan claramente el poder con el que cuentan.

El primer refuerzo ya confirmado que jugará en el Atlérico Mineiro es Diego Costa. El nacido en Brasil que representa a la Selección de España jamás jugó profesionalmente en el Brasileirao. Debutó en Celta de Vigo y desarrolló su carrera entre España e Inglaterra. Viene de estar seis meses inactivo tras rescindir por motivos personales con el Atlético Madrid. Más allá de su gran nivel en Europa, está cerca de cumplir 33 años, una edad en la que tiene cierta lógica su deseo de retornar a su país de origen.

Los otros dos jugadores, que llegarán para incorporarse al Flamengo, son bastante más jóvenes y están en absoluta plenitud. El primero en arreglar su llegada fue Kenedy, un volante de 25 años que viene de hacer dos muy buenas temporadas en el Granada, una de las revelaciones del La Liga española. El jugador surgió del rival del Fla, Fluminense, pero hace seis años que juega en Europa y su pase pertenece al Chelsea. Llegará a préstamo por un año con una opción de compra de 10 millones de euros.

El otro es Andreas Pereira, otro jugador que jamás jugó en el fútbol de Brasil. De hecho, nació en Bélgica e hizo parte de sus inferiores allí y parte en el PSV de Holanda. Llegó muy joven al Manchester United, a quien todavía pertenece y durante la última temporada estuvo en la Lazio donde disputó 26 partidos. También tiene 25 años y más de 170 partidos jugados en las ligas de España, Italia e Inglaterra.

Diego Costa hace seis meses jugaba en uno de los equipos más competitivos del mundo, mientras que Kenedy y Pereira llegan con rodaje en equipos un escalón más abajo pero con buenos rendimientos en sus ligas. Todos tenían ofertas para permanecer en el Viejo Continente y los dos que llegan al Flamengo todavía tienen contrato con clubes de primer nivel de la liga más importante del mundo, la inglesa.

Evidentemente, y más allá del deseo de venir a jugar a su país, y del nivel de competitividad que se ha elevado en el campeonato brasileño, económicamente hay equipos en capacidad de afrontar sueldos al menos similares a los que se pagan en España e Inglaterra. Para el resto de Latinoamérica parece imposible soñar con algo así y mucho más tras las duras consecuencias que trajo la pandemia.