Por antecedentes recientes, por los últimos choques entre sí y por el rendimiento en estos Juegos Olímpicos, Argentina era el equipo candidato ante su par de Brasil. Sin embargo, el favoritismo pareció jugar en contra y los Gladiadores jugaron su peor partido en mucho tiempo. Durante los últimos minutos tuvieron una enorme reacción pero no alcanzó. Cayeron por 25 a 23 y quedaron con un pie afuera del torneo.

Al conjunto nacional no le salió nada. La ausencias de Diego Simonet, el goleador y mejor jugador del equipo y de Federico Pizarro, otras de las piezas importantes se notaron enormemente. Hubo una bajísima efectividad en comparación con los partidos anteriores. Hasta el tramo final del encuentro había tenido un 35%.

Ni hablar con respecto a Brasil, que alcanzó una eficacia del 80% a falta de 10 minutos. Joao Silva y Langaro, los goleadores del equipo, fueron esenciales, así como el arquero Ferrugem, que tapó absolutamente todo, tanto las chances claras como los tiros forzados de los argentinos.

Cuando quedaban 15 minutos los Gladiadores reaccionaron con enorme amor propio. A los 11 minutos de la segunda mitad perdían 22 a 11 y terminaron perdiendo 25 a 23 con Ramiro Martínez como el abanderado de la mejora. El encuentro se hizo agónico pero al conjunto nacional no le alcanzó. Los errores cometidos en casi un tiempo y medio no pudieron subsanarse en el cierre. Aún queda un partido, ante España, pero ya no hay chances de clasificación.