Fue un partido áspero, bastante mal jugado, por ambos bandos. La diferencia estuvo en la inteligencia. El Granate, incluso con uno menos fue mas inteligente que el Rojo y por eso ganó el partido.

El primer tiempo fue todo fricción, todo lucha, todo juego áspero, ninguno sacó una diferencia sobre el otro, aunque Independiente tuvo un poco mas la pelota, y casi siempre, Lanús frenaba el juego con faltas.

Justamente, de tanta falta, terminando el primer tiempo, Belmonte que había agarrado de atrás a Velasco y se había cargado una amarilla pocos minutos antes, golpeó de Domingo Blanco, también desde atrás y se fue al vestuario con la tarjeta colorada.

Todo hacía suponer que con esa ventaja el segundo tiempo debía ser del Rojo, pero a los 5 minutos, un centro pasado que conectó López terminó dentro del arco del Rojo y el partido tomo otro cariz. Lanús se refugió, Independiente no supo que hacer. Trató, merodeó, intentó, chocó con un paredón de jugadores de blanco y su propia ineficiencia.

El puntero consolidó la punta, el perseguidor, Independiente quedó mucho mas lejos con esta derrota.