Faltan apenas ocho días para que deba empezar a jugarse la fecha 14 del Torneo 2021, la primera en mucho tiempo en el que podría haber hinchas en las tribunas. Es que desde el Gobierno, en un anuncio realizado por el Ministerio de Salud, informaron que se permitirá un aforo de hasta el 50% en cualquier espectáculo deportivo de más de mil personas. Sin embargo, faltan muchas cuestiones por definir y hay posiciones enfrentadas.

Está claro que hay equipos que están conformes con el aforo del 50% permitido. De esa manera cubren ampliamente a su grupo de abonados y socios habituales y hasta podrían tener alguna entrada para vender. Pero, a otros se les hace muy difícil. River y Boca, por ejemplo, pujan fuertemente por una ampliación del cupo, dado que con medio estadio lleno no llegan siquiera a cubrir su número de abonados.

Ni Jorge Amor Ameal ni Rodolfo D'onofrio, que encima tiene un año electoral por delante, quieren pagar el costo político de tener que dejar hinchas afuera. Por eso, buscaron apoyo en la AFA y en la Liga Profesional para exigir un mayor aforo permitido. Impulsan que el regreso de los hinchas sea a cancha llena, es decir, al 100%. 

Los dirigentes de los clubes tienen claro que el pedido es extremo, pero están dispuestos a negociar. Van por todo para poder cerrar en un porcentaje más bajo, que de todos modos les cierre, y poder dar la cara ante sus socios y decirles que defendieron el regreso de todos a la cancha.

El pedido tiene tres filtros gubernamentales que pasar: el Ministerio de Turismo y Deportes, el de Seguridad y el de Salud. Es evidente que hay dos ministros más permeables al convencimiento político, que conocen los riesgos de que los hinchas estén descontentos y que quieren mantener aliados importantes en el mundo del fútbol. Matías Lammens y Aníbal Fernández, ex dirigentes de San Lorenzo y Quilmes, se mostraron receptivos por los motivos mencionados, pero Carla Vizzotti no quiere ceder.

Desde Salud consideran firmemente que el porcentaje dictaminado es el adecuado para las circunstancias. Saben que la apertura general era necesaria por la baja de los casos y las circunstancias electorales, pero consideran que el 50% establecido ya es una concesión respecto del 30% permitido en Argentina - Bolivia y que cualquier aforo más alto es innecesariamente riesgoso.

Ante esta negociación que por ahora parece trabada, empiezan a surgir otros interrogantes en el seno de la AFA y la Liga Profesional. Claramente la situación sanitaria no es igual en todas las provincias. La zona del AMBA es todavía de mediano riesgo mientras que en otros sectores del país los casos de contagio son ínfimos. Incluso, en varias provincias hay ligas regionales, no dependientes de la casa madre del fútbol argentino, que de todos modos son convocantes y que ya se juegan con público.

Por eso, saben que hasta el momento han podido mantener alineados a los equipos por fuera de Buenos Aires bajo la consigna "todos o ninguno" para "no sacara ventajas deportivas", porque tenían serias esperanzas de poder conseguir una ampliación del cupo permitido. Pero si la historia se estanca temen que empiecen a tronar los reclamos de clubes que podrían tener un mayor aforo de acuerdo a su buena situación sanitaria local.

Además, puede haber reminiscencias de lo sucedido hace no tanto. Cuando el fútbol estaba parado por la pandemia, varios clubes del interior estaban en condiciones de volver a los entrenamientos antes que los del AMBA y se sometieron al "todos o ninguno", para luego enterarse de que algunos dirigentes negociaban permisos especiales para que vuelvan a entrenarse antes de tiempo los equipos que jugaban copas internacionales. La disciplina y la unidad tienen un límite.