El deporte se roza de manera permanente con lo social. Ningún atleta puede escapar de sus raíces o su contexto, que lo forman como ser humano y en consecuencia repercuten también en su vida profesional. La historia de Yusra Mardini, una nadadora que compitió en los Juego Olímpicos de Tokio 2021 para el equipo de refugiados no tiene un ápice que no despierte interés y una profunda admiración.