Una vez más, la FIFA se encuentra en el ojo de la tormenta por cuestiones vinculadas al racismo. Muchas víctimas de este tipo de discriminación en el fútbol han expresado que no sienten el apoyo de la entidad que rige a este deporte, que incluso ha mostrado en varias oportunidades una mayor intolerancia contra expresiones políticas anti racistas, que contra el mismo racismo.

En este caso un nuevo hecho pone el foco en la institución que preside Gianni Infantino. Este jueves, Hungría e Inglaterra se enfrentaron por la cuarta fecha del Grupo G de las Eliminatorias europeas en el estadio Ferenc Puskas de Budapest. En el encuentro se escucharon cantos racistas destinados principalmente a Raheem Sterling y a Jude Bellingham, referencias insultantes con respecto a monos y hasta se abucheo el accionar de los jugadores que decidieron arrodillarse, como en todos los partidos, como un gesto contra el abuso racial.

Desde tierras inglesas manifestaron un fuerte repudio ante la situación que tuvieron que vivir sus jugadores, mientras que desde la FIFA sólo atinaron a abrir una investigación. Pero lo más curioso es que el encuentro debió jugarse sin público, justamente porque se habían registrado antecedentes semejantes en ese mismo estadio hace unos meses.

Hungría fue local en Budapest en dos de los partidos de fase de grupos de la Eurocopa que se disputó hace dos meses. Jugó en el Ferenc Puskas ante Portugal y ante Francia. Ya en ese último partido se habían registrado cantos racistas, por lo que la UEFA había dispuesto una sanción de tres partidos a puertas cerradas.

Sin embargo, desde la FIFA no aplicaron la medida, ya que consideraron que la misma debía cumplirse sólo en competencias de la UEFA, como Eurocopa y Nations League y no en las Eliminatorias. En otras palabras, por una cuestión burocrática, permitieron que este tipo de comportamiento se produzca nuevamente.

Muchos futbolistas han mostrado su indignación ante tal situación, especialmente porque si la FIFA no toma cartas en el asunto de manera veloz, ya sea acatando la sanción de la UEFA o con una nueva propia, Hungría puede volver a ser local con público el próximo miércoles, en el duelo frente a Andorra.