Tras la mezcla de intensos dolores y acting berreta de Lewis Hamilton el domingo último en Bakú para salir del auto, luego del GP de Azerbaiyán, acusando molestias en la columna, el ‘porpoising’ quedó en primer plano por su posible efecto a largo plazo en la salud de los pilotos.

Los movimientos abruptos e intensísimos en vertical cada vez que el efecto suelo alcanza su máximo rendimiento (y lo pierde entonces de golpe) son agravados por las duras suspensiones del reglamento técnico de este año (motivadas por el cambio a ruedas de 18 pulgadas), y desde Mercedes, el que más sufre el fenómeno a nivel performance, rosquean en privado y agitan en público para que la FIA intervenga con una solución generalizada. Los equipos menos perjudicados en sus tiempos, como Red Bull (pero también otros del medio del pelotón), se niegan tajantemente a perder lo que para ellos es una ventaja.

La grieta por donde la FIA podría intervenir unilateralmente para modificar el reglamento técnico a mitad de temporada (algo muy mal visto en el mundo de la F1) tiene que ver con motivos de seguridad o de salud de los pilotos: este fin de semana, George Russell invocó el primer motivo para pedir una modificación inmediata de la reglamentación, y Hamilton invocó el segundo motivo (con sus palabras y con su ‘pantomima de diva’, como ironizó el expiloto John Watson).

En este contexto, la FIA estudia soluciones de fondo para el problema, pero no quiere aparecer como la ‘salvadora’ de Mercedes (el equipo top más complicado por el ‘porpoising’) en su peor año en la era V6 Turbo Híbrida. Por eso, la entidad rectora del deporte motor planea consultar a autoridades médicas para indagar el efecto a largo plazo en la columna vertebral y las caderas de los pilotos. También puede servir la experiencia de los pilotos de rally, con oscilaciones muy violentas aunque a una velocidad infinitamente inferior: en el caso de Mercedes, las fuerzas implicadas llegan a 6G.

Sin embargo, la FIA es un ente lleno de política, y, para no aparecer como garante y defensora de privilegios para Mercedes (algo que ha signado a la F1 desde 2014), postergará cualquier decisión de fondo para 2023. Así que, Lewis, ya sabés: los dolores de espalda seguirán por el resto de la temporada, salvo que te suban el auto diez milímetros.