La FIA lanzó la ‘F1 Academy’, un nuevo campeonato de monoplazas para mujeres. Pensado para coches de F4 y para novatas recién egresadas del Karting o con experiencia sólo en torneos Grado D (más de tres kilos por caballo de fuerza). Mientras la W Series se debate para sostener su existencia (como campeonato Grado C, para chicas de 16 para arriba), la FIA y Liberty Media aseguran que la intención no es reemplazar a la serie femenina primigenia, sino complementarla. Sin embargo, en el diagrama que publican dentro del anuncio, la W Series está omitida vistosamente.

En la flechita que va de F1 Academy a F3 debería estar la W Series, si sobrevive.
En la flechita que va de F1 Academy a F3 debería estar la W Series, si sobrevive.

Habrá una parrilla de 15 autos divididos en cinco equipos, con siete fechas (al menos una de ellas durante un fin de semana de F1), y tres carreras por cita. En total, veintiún carreas más 15 días de test oficiales. Asimismo, cada pilota recibirá un subsidio de 150 mil euros (aproximadamente lo que debería costar competir en un F4 cada año, aunque, con el historial de la FIA, seguramente terminará siendo un campeonato más caro: las pilotas y los equipos deberán aportar otro tanto). El coche utilizado será el F4 Tatuus T421 con un motor Autotecnica de 165 caballos de fuerza de cuatro válvulas, con neumáticos Pirelli de 13 pulgadas (no de 18 como la F2 y la F1).

Stefano Domenicali, que estuvo varios años como presidente de la Comisión de Monoplazas de la FIA (y jamás se le cruzó por la cabeza ninguna idea relacionada con potenciar la presencia de mujeres en carreras de monoplazas), ahora, como si fuera un marciano que acaba de llegar a la Tierra, afirma que acaba de descubrir que las pilotas “no tienen la misma cantidad de experiencia que sus compañeros masculinos a la misma edad”.

Mucho más importante que el blablableo insustancial de Domenicali es el aporte del presidente de la FIA, Mohammed ben Sulayem, quien adelantó la idea de incorporar la dirección asistida en las categorías formativas, algo que, como ya se comentó varias veces en Continental Web, hará mucho más igualitario el esfuerzo físico de doblar en un monoplaza a la velocidad requerida sin que esto signifique una lucha física titánica como la de la F1 en tiempos de Mansell. “Mientras un F4 puede ser fácil de pilotar para una mujer (tampoco es cierto: muchos frenos son demasiado duros para chicas de 15 o 16 años), una vez ascienda a la F3 y F2 es físicamente más difícil para ellas", alegó Sulayem.

Los argumentos según los cuales varias chicas compitieron (alguna hasta brillantemente, como Danica Patrick) en la IndyCar de principios de siglo, no tienen en cuenta que en esos tiempos la categoría estadounidense corría con autos de apenas menos de un kilo por caballo de fuerza (ahora está en torno a 0,92) y en la mayoría de los casos en óvalos, en donde la Fuerza G no actúa de una manera tan permanente, abrupta y decisiva: los frenos casi no se usan (ahora, la IndyCar prácticamente no visita óvalos, y Tatiana Calderón la pasó tan mal en Indycar como antes en F2 y Super Fórmula).  

El ex piloto David Coulthard vivó aquella época de la F1 y recordó que, a principios de los 90 en Williams, no lograba girar el volante como lo hacía Mansell, y que la dirección asistida ayuda a que la paliza de correr 90 minutos en un F1 no sea tan abrumadora como en los finales de la Era Turbo original. “Debemos cambiar la mentalidad de las fórmulas de formación que ponen preferencias en pilotos de un determinado tamaño y físicamente desarrollados. Si no hacemos nada al respecto, nada cambiará", añadió el piloto británico.