El entrenador de Boca está encerrado. Por errores propios y presiones internas y externas, el máximo ganador de la historia Xeneize como jugador, está en una encrucijada como entrenador. ¿Cómo salir a jugarle a River?

Son muy pocos los equipos que en el último tiempo han podido jugarle de igual a igual al conjunto de Marcelo Gallardo. Y eso no tiene que ver con el resultado final sino con el planteo. Racing, hace solo algunas fechas lo hizo, pero recién en el segundo tiempo, cuando estaba 0-2 y prácticamente no tenía otra opción.

Independiente, el año pasado, con Julio Falcioni como entrenador, también lo hizo un tiempo, el primero, y en el complemento no lo pudo sostener. Si se analizan las últimas derrotas del Millonario, pocas, por no decir una sola, fueron perpetradas por equipos que se le plantaron a jugar directamente mano a mano. Quizás, la única en el recuerdo cercano, es la del Atlético Mineiro en la última Copa Libertadores. El conjunto brasileño tenía un plantel definitivamente superior, algo con lo que Boca no cuenta.

Esto sugiere que el modo más eficiente para enfrentar al conjunto de Núñez no es jugar de igual a igual, sino encontrar un punto de equilibrio que no lo exponga, pero Battaglia no parece tener muchas alternativas.

El entrenador Xeneize no tiene buenos antecedentes en los clásicos. No solo no ha ganado sino que tampoco ha podido exhibir un equipo dominante ni claramente protagónico. Pero además tiene un partido en el cual su planteo lo dejó muy marcado.

Fue aquel 2 a 1 en contra en El Monumental en octubre del 2021. Cualquier método es válido en la búsqueda de un resultado, siempre que el resultado perseguido se condiga con los objetivos y la historia del club. Intentar tan solo no ser goleado, como hizo su equipo aquel día en cancha de River, no está a la altura de la grandeza de Boca.

Además, cuestiones que están fuera de su alcance también le ponen presión. Existe cierto intento, tanto mediático como por parte de los hinchas, de equiparar el plantel del conjunto de La Ribera con el del Millonario, quizás con la intención de exonerar a los ídolos del Consejo de Fútbol de culpa y cargo. Una cosa no quita la otra: Boca se reforzó muy bien, pero tiene menos recursos que River. El hecho de que esa premisa no sea aceptada, obliga al “de igual a igual”.

Obviamente, un triunfo, prácticamente con cualquier plan de juego y sin importar el desarrollo del partido, lo dejará bien parado al DT. De las derrotas en un clásico, salvo contadas excepciones, sea justo o no, son muy pocos los que consiguen salir firmes.

El valor del “cómo” seguramente, incline la balanza a favor o en contra en caso de empate o de un resultado claramente injusto. Un planteo especulativo, incluso aunque pueda ser lo más inteligente, lo condenará sino gana.