Una provocación inaceptable. Se jugaba el clásico entre Inter y Gremio con un aditamento de dramatismo: si ganaba el Inter su rival quedaba al borde de la pérdida de categoría. Y ocurrió. Los jugadores de Gremio se lamentaban y se retiraban con la cabeza gacha del campo de juego, cuando los de Inter fueron a festejar con sus hinchas con unos féretros de cartón que simbolizaban que el rival "esta muerto".