Lo que le sucedió a Racing es absolutamente insólito e inexplicable. Fue el mejor equipo del semestre en Argentina y trasladó su buen nivel, aunque en menor medida, al plano internacional. Llegó a la última fecha puntero, con la necesidad de empatar contra River Plate de Uruguay, que llegaba eliminado, para pasar de fase. Falló una enorme cantidad de oportunidades de gol y perdió 1 a 0 en el Cilindro. Como Melgar ganó su partido, lo igualó en puntos, lo superó en diferencia de gol por dos tantos y lo dejó afuera.

Durante la primera mitad, el local generó al menos siete jugadas clarísimas para ponerse en ventaja. De todos modos, dejó la sensación de jugar con un ritmo bajo, algo relajado en su inmensa superioridad. 

Aún así tuvo una parva de chances. Las tres más claras fueron para Javier Correa, que estuvo especialmente errático. Falló un mano a mano claro, tras una mala salida rival, en la que tuvo tiempo y espacio, desperdició un cabezazo casi abajo del arco y luego no pudo en un buen tiro cruzado, tras un pase de Carlos Alcaraz, que se fue a centímetros del segundo palo.

El equipo uruguayo estaba totalmente refugiado, con cinco defensores y tres volantes de marca, y aún así no daba abasto para cubrir la amplitud de espacios que ocupaba la Academia. Fue desbordado de manera permanente por los atacantes y también por los laterales del conjunto argentino y se salvó de manera absolutamente milagrosa.

Pero en la segunda mitad todo cambió. En el entretiempo, Gustavo "Chavo" Díaz, mandó a la cancha a Matías Ocampo y a Gonzalo "Chory" Castro. Ambos ingresaron muy bien, pero el último modificó radicalmente el partido. El experimentado atacante manejó los tiempos del partido como quiso, le hizo un desastre a la defensa del equipo de Avellaneda y generó con su gran visión varios contraataques riesgosos.

Repentinamente, las opciones empezaron a ser para el visitante, que en los primeros 15 minutos de la segunda mitad falló tres oportunidades como no había tenido en todo el primer tiempo. A los 21 minutos, cuando ya era superior, consiguió ponerse en ventaja. El propio Castro lanzó un gran centro desde la izquierda, Santiago Brunelli la peinó en el primer palo y Salaberry la calzó de volea a la altura del punto del penal. Matías Tagliamonte no pudo hacer nada.

Casi simultáneamente, el equipo que conduce Fernando Gago recibió una gran noticia. Cuiabá le había empatado el partido a Melgar, que había comenzado ganando en Perú. De todas maneras, la tranquilidad nunca le retornó a Racing.

Desde el tanto rival perdió las formas y comenzó a cargar el área, sin demasiados resultados positivos hasta los últimos minutos de juego. Cuando parecía que se acercaba al empate, cayó como un baldazo de agua fría la noticia de un segundo gol de Melgar, que finalmente se impuso 3 a 1.

La desesperación se apoderó del Presidente Perón y el equipo argentino puso a casi todos sus jugadores en el área. Y allí sí generó varias chances muy claras, como un cabezazo llovido de Tomás Chancalay que sacó el arquero Fabrizio Correa o un centro muy cerrado de Fabricio Domínguez que nadie llegó a conectar, pero aún así pasó muy cerca.

La más nítida llegó ya en tiempo de descuento. Tras un centro desde la derecha, la pelota le cayó limpia a Iván Pillud en el segundo palo. El histórico jugador remató con zurda de volea, Correa tapó y Domínguez, increíblemente, no pudo aprovechar el rebote.

El final fue un golpazo para un equipo que hizo casi todo bien en el 2022, pero falló en dos partidos fundamentales. El encuentro ante Boca, poco tuvo para reprocharse. Esta eliminación, en condiciones absolutamente inmejorables, es tan impactante como inverosímil. Racing tenía todo para hacer historia y se consumió en menos de dos semanas, con el agregado de un fracaso histórico en este encuentro.