Bajo la lluvia, corriendo hasta el último minuto, con un gol agónico, sin sobrarle nada... no podía ser de otra manera el esperado ascenso de Independiente. Sea como fuere, el Rojo es otra vez de Primera.

En el desempate ante Huracán, el equipo de Omar De Felippe ganó 2a 0 (Zapata, a los 37, y Pizzini, a falta de tres minutos) y desató la angustia contendida durante 90 minutos y un año.

No propuso mucho en los 90 minutos; más bien esperó y especuló, pero pegó en los momentos clave y le negó la chance a Huracán, que deberá esperar otra temporada para volver.

Tuvo dos chances claras el Rojo cuando Huracán tiró mal el offside (una, de Mancuello a los 34), pero casi no inquietó a Marcos Díaz. Hasta que Pisano dibujó una muy buena contra, dejó en ridículo a Capurro y remató para que Zapata, atento, mandara a la red el rebote del arquero. Era 1-0 y a aguantar.

En el complemento, Huracán puso todas sus balas al ataque. Abusó de los centros y no mostró claridad. Al volcarse a la ofensiva, descompensó el fondo. Y el Rojo aprovechó una contra letal: Pizzini partió habilitado y, tras superar a Díaz, puso el 2-0 final para terminar con la angustia.