La crisis futbolística de Independiente tiene, como desde hace años, una explicación de raíz institucional. La pésima segunda gestión de Hugo Moyano ha hundido al club en un infierno de ventas risibles, deudas eternas y malos manejos constantes. Para colmo, de cara las elecciones, para las que faltan menos de dos meses, nadie termina de hacerse cargo: ni los que llevaron a la institución a esa situación ni los que, con justicia, tan críticos han sido con esta comisión directiva. En medio de ese caldo de cultivo insoportable, Independiente recibe a Unión en el Libertadores de América.

En lo estrictamente futbolístico, es cierto que el equipo de Julio César Falcioni rindió por encima de su nivel actual durante buena parte del campeonato. Pero, la sensación que queda, por el nivel del plantel e incluso por las virtudes del propio cuerpo técnico, es que esta versión se asemeja más a la realidad.

Los jóvenes convocados a exponerse y dar la cara por necesidad, son el motor de un equipo cuyos experimentados son de baja jerarquía. Con toda lógica, como le sucede a todos los juveniles, atraviesan periodos de altibajos y mesetas hasta encontrar su verdadero nivel, pero ante la falta de variantes, baja el equipo entero.

Para enfrentar al Tatengue, el Rey de Copas tendrá tres cambios, dos obligados. Alan Velasco llegó a la quinta tarjeta amarilla y no podrá jugar, por lo que el colombiano Andrés Roa volverá al equipo por necesidad, a pesar de que sus últimos rendimientos fueron malos. Además, Ayrton Costa que padece una lesión muscular no fue convocado y en su lugar estará Thomas Ortega o Gastón Togni. Por otro lado, Sergio Barreto, que cumplió una fecha de suspensión, volverá por Joaquín Laso.

Desde la llegada del uruguayo Gustavo Munúa, Unión ganó uno, empató uno y perdió uno. Las sensaciones del último encuentro ante Racing, en el cual jugó un buen primer tiempo y se cayó en la segunda mitad fueron mayoritariamente positivas. Por eso, en principio solo haría un cambio: vuelve Juan Portillo quien cumplió con su sanción, en lugar de Imanol Machuca.

El conjunto santafesino no le puede ganar al Rojo en Avellaneda desde hace 23 años. La última vez fue en el Apertura 1998, por 1 a 0, con gol de Martín Perezlindo. Desde entonces, jugaron sietes partidos, de los cuales Independiente ganó tres y empataron en cuatro oportunidades.