Cuando un error se repite en reiteradas oportunidades, es difícil creer que se trata siempre de la misma equivocación y no de un plan intencional. Esto es lo que le ha sucedido a Independiente a partir de la conducción de Hugo Moyano durante los últimos cuatro años: acumula una deuda, agota los plazos legales, pierde en ese terreno, concreta un arreglo para pagar, que no es más que una cortina para ganar tiempo, y la incumple.