La situación de Independiente es prácticamente terminal. Pero la paupérrima situación económica y deportiva en la que la nefasta gestión de Hugo Moyano ha sumido al club no es lo más grave de lo qué pasa. La situación institucional es insostenible y la violencia ejercida hacia el socio para perpetuarse en un cargo que ni siquiera parece querer o respetar, escala cada día a niveles más bochornosos.